El buen tiempo empuja a los gaditanos a la calle con el temor a una cuarta ola de la pandemia

Sin poder moverse entre provincias, sin poder salir de los límites de Cádiz, pero con una hora más y con el buen tiempo para que por momentos la pandemia parezca un drama ya superado. Este sábado 20 de marzo, víspera del Domingo de Pasión, ha servido para comprobar tanto las ganas de los ciudadanos por volver a disfrutar de la vida social como la necesidad imperiosa de seguir guardando la máxima cautela para no ser arrastrados por una cuarta ola que se antoja más cerca que nunca.

Las imágenes hablan por sí solas. Las playas a rebosar, las terrazas llenas de consumidores, el Mercado de Central hasta con dificultades para moverse entre mesa y mesa, como en los 'viejos tiempos'. Y muchos gaditanos sin mascarillas al estar consumiendo o simplemente estar junto al grupo de amigos en una de las barras o mesas de bares y restaurantes.

En el invierno, el frío era el mejor aliado del coronavirus . Ahora en primavera, el buen clima también es un apoyo porque meses después se recuperan esas estampas de aglomeraciones en bares, restaurantes , comercios, supermercados y grandes almacenes. Pese a que sólo pueden reunirse seis en el exterior y cuatro en el interior de las instalaciones.

Este miércoles, el presidente de la Junta de Andalucía Juanma Moreno optaba por no permitir los desplazamientos entre las provincias andaluzas con el fin de prevenir la temida cuarta ola. La implantación de la cepa británica del virus, mucho más contagiosa, y la aparición de otras como la sudafricana y la ugandesa, frenaron las intenciones de permitir mayor relajación en Semana Santa y más apertura. Como contraprestación, permitía la apertura de la hostelería hasta las 22.30 y el retraso del toque de queda hasta las once de la noche.

Aún es pronto para comprobar cómo afectan las nuevas medidas en Cádiz. Pero ya es visible que se ha estancado el descenso de los contagios y que cada día se ronda el centenar de infectados. Una cifra mucho más baja que la del pico de finales de enero (más de 1.200 diarios) pero aún elevada como para pensar en el regreso a la normalidad. Y aún menos con la lentitud en el proceso de vacunación.