REPORTAJE | CONSUMO DE DROGAS

Alerta máxima en los colectivos antidroga de Cádiz por la escalada de la marihuana

«Se ha perdido la percepción del riesgo», avisan desde estas asociaciones que advierten de una adicción al cannabis cada vez más temprana

La proliferación de los cultivos con aceleradores químicos, como el THC, eleva el daño que provoca

La proliferación de este tipo de cultivos de cannabis se están extendiendo a lo largo y ancho de la provincia. La Voz

María Almagro

«Estamos muy preocupados. Se ha perdido la percepción del riesgo y eso es lo peor que puede pasar». Habla Francisco Mena. No lo dice cualquiera. Mena lleva media vida entregado a la lucha en colectivos sociales contra la droga, una labor abnegada y responsable que justo acaba de ser reconocida por el propio Gobierno. Y desde esa experiencia de años, de haberse remangado tantas y tantas veces y haber mirado siempre de frente, es perfecto conocedor de lo que está ocurriendo. La marihuana, la 'maría', el cannabis, el canuto… «se ha banalizado» . «Cuando un padre descubre que su hijo se ha fumado un porro no le da importancia, cree que es algo normal, de la edad, inocuo, que no es dañino, y lo que no sabe es que puede marcarle de por vida. Nos llegan muchos casos de chicos que ya han desarrollado enfermedades mentales y se han quedado atrapados para siempre. No es una moda, una tontería. Es un problema ».

La marihuana es la droga ilegal más consumida en España. Según la última encuesta sobre alcohol y estupefacientes elaborada por el Ministerio de Sanidad, un once por ciento de la población admite haberla probado en el último año. Un 35 por ciento, si quien responde lo ha hecho alguna vez en su vida. Más de un tercio de los españoles. Y esa generalidad, la extensión de su consumo, la normalización, es lo que alarma a las personas que a diario atienden a los que han caído en la adicción o han desarrollado enfermedades derivadas o cambios de conducta por unas caladas que creyeron inofensivas. Pero además, hay otro dato que inquieta. España también se ha convertido en estos últimos años en uno de los mayores productores del mundo de cannabis . Lo que antes llegaba de otros países, ahora, se ha extendido como una plaga con cultivos de todo tipo por nuestro país.

La prueba en Cádiz es más que evidente. Las fuerzas policiales no dejan de desmantelar plantaciones a lo largo y ancho de la provincia en el marco de un plan que se ha tenido que diseñar especialmente para ello. Unas plantas a las que, además, se les añade para un crecimiento acelerado (más cosechas, más dinero) productos químicos como el THC (tetrahidrocannabinol), un principio psicotrópico muy potente que causa graves secuelas en la salud de quien lo toma y cuyos niveles (evidentemente en una sustancia ilegal) no están regulados ni controlados.

La edad media en el inicio del consumo de cannabis se sitúa ya en los 14 años

«¡No es una droga blanda!»

«Llevamos muchos años viendo cómo estaba ocurriendo, como se le ha perdido el miedo», lamenta Francisco Mena. «La gente cree que la marihuana es una droga blanda, menos dañiña, pero nada que ver… es origen de enfermedades mentales, brotes psicóticos, trastornos bipolares, paranaoias, cambios de conducta… hay gente que incluso saliendo de la adicción se ha quedado ya atrapada y enferma de por vida». Y advierte sobre el mencionado THC. «Es un componente muy potente y provoca por ejemplo que cuando hay alguna dolencia latente, el consumo de esta sustancia la haga aflorar». «La 'maría' de ahora no tiene nada que ver con la de los 60, 70… ahora tiene veinte veces más de THC que una planta normal que crece por su cuenta».

Y el enganche puede venir pronto y tiene un mayor riesgo a edades más tempranas. «Nos están llegando adolescentes que empezaron a los doce años, en los colegios, con la tontería». Y arroja otro dato: «Un cinco por ciento de los consumidores de ‘maría’ han desarrollado patologías y va creciendo». Una tendencia que también preocupa por un déficit creciente en la falta de atención dual. «Si esto sigue así los tratamientos que hay ahora se van a ver desbordados. Ya está pasando. Si vas a salud mental te dicen que primero te cures la adicción y si acudes a un centro se te recomienda que te trates sanitariamente. ¿Y cómo intervenimos nosotros con enfermos mentales? Es un círculo vicioso», lamenta Mena.

Agentes de la Policía Nacional desmatelan un cultivo que se había instalado en un adosado de Puerto Real. Antonio Vázquez

Y en Cádiz, 'culturalmente' aceptado

La percepción en casa sobre si un hijo o hija fuma porros es también vital. Esencial si se quiere cortar esa práctica a tiempo. Y aquí también hay un riesgo. «Las familias no suelen acudir a los centros porque su hijo esté consumiendo sino que se empiezan a preocupar a partir de que hay fracaso escolar, tiene cambios de conducta graves, brotes… y así nos encontramos con jóvenes que ya tienen su vida marcada. Ya somos el tercer país de la Unión Europea con más consumidores de cannabis . Al tiempo que la crisis económica se cargó todas las políticas de prevención que había. Y es fundamental que la sociedad entienda que fumar cannabis, hachís, marihuana es un grave problema si además se hace desde edades cada vez más tempranas».

En Cádiz esta alerta va a más. «Tradicionalmente aquí hay una cierta cultura mal entendida hacia ese consumo porque, por circunstancias, hay mucha cantidad y calidad». Un hábito que se explica en detalles como el que narra Mena. «Antes venían pidiendo ayuda pero no por el consumo en sí o la adicción sino porque querían evitar las sanciones que se les ponían y para ello tenían que pasar por un centro». Actualmente esa condición se eliminó, algo que para los colectivos no ha sido una medida acertada. «No puede quedarse todo en una sanción administrativa, una multa. La solución no es el castigo sino el tomar medidas que lo alejen de los riesgos que pueden correr».

«Fumarse un porro no es una moda, una broma, es un problema que genera enfermedades mentales y marca a chicos de por vida»

En la misma línea de aviso y preocupación se pronuncian desde Proyecto Hombre . Luis Bononato, director de la asociación en la provincia, es muy claro también al respecto. «La edad de inicio en el consumo de cannabis está ya en los catorce, quince años. La población joven llega incluso a pensar que el tabaco es más dañino. La información manipulada que se está dando ha banalizado el consumo de esta droga».

Algo que resume en un hecho. «Es la sustancia ilegal más consumida en España, alrededor de un 32 por ciento de los casos que nosotros atendemos giran en torno a este problema. Todos esos mensajes sobre que cura el cáncer o ayuda a paliar dolores van calando y el peligro es evidente sobre todo en personas que se están formando», alerta preocupado Bononato. Además este daño va en aumento , avisa: «El THC tiene efectos más adictivos y el cannabis sintético, una droga de laboratorio, es todavía peor. Ya nos está llegando gente a tratamiento».

«No hay alarma»

Una de las circunstancias sociales que han llevado a esta situación es, como insisten, la pérdida en la noción del riesgo. «En los 80, en los 90, con la heroína en las calles sí se vivía como un problema. Ahora aunque haya más gente enganchada a todo tipo de drogas y adicciones no hay esa alarma».

Entre otras cosas porque ha cambiado el perfil. En aquellos duros años del 'caballo' la imagen que transcendía y daba escalofríos era la de un toxicómano marginal, cadavérico, moribundo, tirado en cualquier esquina, algo que podía causar respeto, miedo. En la de ahora, los protagonistas son consumidores jóvenes, más ‘aceptados’, en reuniones, fiestas, que apenas se esconden… «es completamente diferente pero nunca hay que olvidar que eso es droga y que sigue haciendo el mismo daño. O más».

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