Tres nuevos cierres en junio agravan la crisis comercial del barrio de Astilleros

«Desesperados». Ésta es la contestación unánime de los comerciantes del barrio de Astilleros ante una situación de crisis que parece imparable. Ni su privilegiada situación en la desembocadura del segundo puente ni su primera línea frente al Corte Inglés han conseguido poner fin a una situación que más allá de mejorar, empeora día tras día. Los cierres de locales se suceden a un ritmo vertiginoso mientras que la imagen de establecimientos vacíos se expande por todos los rincones de la zona.

Hace apenas dos meses, la Asociación de Vecinos de Astilleros junto a la Unión de Comerciantes lanzaban la voz de alarma con cifras desoladoras: la mitad de los locales estaban cerrados. Ante este recuento, solicitaban ayudaba al Ayuntamiento de Cádiz para buscar soluciones y poner en marcha diferentes iniciativas encaminadas a reactivar la actividad en el barrio.

Sin embargo, dos meses después, el recuento vuelve a dar muestras de un preocupante empeoramiento. A los locales cerrados entonces se han sumado otros nuevos en los últimos meses. En concreto, en el último mes han sido tres empresarios los que se han visto obligados a echar el cierre ante la caída en picado de clientes y, por tanto, no poder hacer frente a los numerosos gastos que suponen mantener las puertas abiertas del establecimiento. Los pagos al personal, junto a los altos alquileres que existen en la zona hacen inviable estos proyectos empresariales.

Uno de los cierres que más ha sorprendido a los vecinos del barrio ha sido el del Mesón El Duende, que llevaba más de ocho años instalado en la zona. Muchos han sido los esfuerzos que han tenido que realizar durante su trayectoria para ajustar al máximo los precios y poder seguir funcionando. Sin embargo, en estos últimos meses la situación era insostenible y sus dueños han optado por poner fin a esta aventura.

Esta misma dirección ha tomado la heladería Mascarpone y ni siquiera la llegada del verano ha permitido prolongar la vida del establecimiento. Casi seis años llevaba este negocio en la zona, que también dice adiós al barrio.

El último en llegar y también en irse han sido los dueños del bar de tapas ‘La Factoría’, que se instaladó en el local de la calle Emilio Castelar que durante años ocupó ‘Dí que sí’, uno de los negocios que más éxito ha tenido en el barrio desde su nacimiento.

Sin aparcamiento

Tres meses de apertura han sido suficientes para comprobar que la elección del barrio de Astilleros no hay sido buena opción y han decidido no seguir adelante, optando por otras alternativas laborales en otra zona de la ciudad.

El presidente de la Asociación de Vecinos de Astilleros, Luis Arenal, ha vuelto a denunciar la crisis comercial que sufre la zona desde hace años y en los próximos días volverá a reunirse con las administraciones para intentar avanzar en la puesta en marcha de alternativas para reconducir la situación.

En concreto, Arenal se sentará con el edil de Urbanismo, Martín Vila, el próximo 18 de julio para presentarle de forma oficial el proyecto para construir un aparcamiento en la zona que elimine los problemas de estacionamiento que sufren los vecinos y que suponga un aliciente para posibles clientes.

En este sentido, la entidad vecinal ya ha conseguido incluso un inversor que se encargaría de los gastos que suponen la construcción de este equipamiento. De hecho, hace unas semanas, la directiva mantuvo un encuentro con la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz para entregarles el proyecto y, según los vecinos, el presidente de la APBC le manifestó su intención de colaborar. No obstante, el proyecto necesita también de la colaboración por parte del Ayuntamiento de Cádiz y de Navantia, ya que su instalación se haría sobre terreno cedido a la empresa naval.