TRIBUNALES

«Escuchaba risas pero nada que hiciera pensar que ahí dentro pasaba algo extraño»

Administrativos del colegio Salesianos que trabajaban al lado del despacho de Don Javier niegan haber oído o visto agresiones o abusos a alumnos

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El juicio contra el exdirector del colegio de Salesianos de Cádiz que continúa en la Audiencia Provincial contó este martes en su séptima sesión con testimonios de diversa índole. Además de dos nuevas supuestas víctimas del religioso y sus madres, por la Sección Tercera pasaron también docentes y personal del centro como tres empleados que trabajaban en la administración en el momento de los hechos (entre los cursos de 2011 a 2013). Según el testimonio que aportaron al tribunal «nunca» vieron ni oyeron nada extraño en el despacho de Don Javier.

Una de estas administrativas contó que su lugar de trabajo estaba justo al lado del despacho del sacerdote y que veía como «casi siempre» en horario del recreo subían «bastantes alumnos, unos 20» a ver al exdirector.

Como relató, oía «jaleo» pero no gritos ni golpes que atestiguara que allí se estaban cometiendo agresiones. «Nunca escuché a ningún niño llorar o quejarse», manifestó.

Otro de los administrativos, que se dedica a la gestión de nóminas y personal, explicó:«Había muchos niños. Escuchaba risas pero nada que pudiera hacer pensar que ahí dentro pasaba algo extraño». Nada raro hasta el 15 de julio de 2013 cuando unos familiares del menor que inició la denuncia irrumpieron en el despacho de López Luna para agredirle. «Salimos al pasillo a ver qué pasaba y vimos a la madre y al tío. Nos insultaron».

Jaleo y guasa

Por su parte, el administrador del centro coincidía en su relato con sus compañeros al considerar que en el despacho de Don Javier había de manera «habitual» muchos niños. «Algunas veces estaban jugando y otras estudiando». Según definió durante la instrucción allí se mantenía un ambiente «de jaleo y guasa». Este trabajador aseguró además a preguntas del abogado de López Luna que nunca vio que se dieran «cates», y que jamás se encontró con niños que salieran o entraran «con miedo».

En la misma línea declaró este martes el portero del colegio quien aseguró que los niños entraban al despacho exclusivamente cuando estaba Don Javier y que, mientras esperaban sobre las cinco de la tarde para verlo, algunos se ponían «muy nerviosos» porque querían ser los primeros en subir. «Me han llegado incluso a insultar. Algunos eran muy maleducados». Según explicó, «cuando bajaban estaban igual que cuando subían», por lo que no apreció en ellos ninguna señal de haber sufrido alguna agresión.

Significativa fue también la declaración ofrecida por un joven que fue contratado en el colegio para ayudar con las actividades extraescolares y que, a la vez, se encargaba de la biblioteca del centro escolar. Este testigo fue en un principio imputado en la causa aunque finalmente la investigación lo terminó dejando al margen. Según expresaba ante el tribunal, le unía una relación de amistad con Don Javier además de la profesional.

«Cates sin mala idea»

Ante las preguntas de las partes tras asegurar que entraba de manera habitual para tratar asuntos con el exdirector en el despacho, reconoció que sí vio que el sacerdote le diera «cates» a los niños a cambio de chucherías pero que no consideró que «en ese juego» hubiera algo «anormal». «Hubiera sido el primero en denunciarlo», manifestó especificando que eran cates de «intensidad mínima, sin mala idea» y que Don Javier era en esas ocasiones «uno más entre ellos».

Por otro lado este mismo testigo recordó un episodio que vivió una tarde en la biblioteca cuando tuvo que llamar al orden a un grupo de jóvenes, presuntas víctimas del exdirector. «Les tuve que expulsar y se pusieron a pegar golpes y voces en la puerta». Según dijo estos niños eran a su juicio «rebeldes» e «irrespetuosos».

También en esta séptima sesión aportó su testimonio un miembro de la comunidad salesiana que pasaba frecuentemente por el centro. Según explicó en el despacho de Don Javier veía a niños estudiando a los que «nunca» observó ni quejarse ni enfadarse.

Al igual que en la jornada anterior el juicio al exdirector contó con la declaración de otros dos profesores. En primer lugar, un docente que daba en el momento de los hechos las asignaturas de Matemáticas, Ciencias Naturales e Informática. Relató que sí registraba las faltas a clase cuando los niños se ausentaban del aula para ir al despacho del director, aunque no precisó si los padres eran conocedores de dichas ausencias a través de la plataforma.

Aviso al subdirector

El mismo profesor explicó que en un principio no le extrañó que los niños salieran de manera habitual de las aulas pero que cuando comenzó a ser «sistemático» lo puso en conocimiento del jefe de estudios porque no le pareció «oportuno» que los alumnos se saltaran algunas de sus clases. Por otro lado, contó que como tutor tuvo relación con algunas de estas familias supuestamente afectadas pero que nunca le transmitieron ninguna preocupación al respecto.

Otro compañero suyo, un profesor de Lengua y tutor en FP, coincidió con su compañero al declarar que los niños iban de manera reiterada a ver a Don Javier pero que no le despertó ninguna sospecha porque tenían el justificante de un cargo superior al suyo. Sin embargo, la asiduidad de estas salidas de los menores sí le llevó más adelante a comentarlo con los jefes de estudio, otros tutores e incluso con el subdirector «porque ya no era normal».

Por otro lado, dos madres dieron su versión de los hechos con testimonios muy diferentes. La primera de ellas manifestó que cuando se enteró de lo que supuestamente había ocurrido cambió a su hijo del centro aunque afirmó que no supo nada de las supuestas agresiones y los abusos hasta que le llamaron de Comisaría. Sí recordó que en aquella época su hijo llegaba a casa del colegio llorando diciendo que le dolía la espalda pero que cuando le cuestionaba por lo que le pasaba, el menor nunca había querido «hablar del tema». «Le llegué a preguntar si a él le había tocado y me respondió: ‘Mamá, ¿tu estás loca? A mí no me toca».

La otra madre, catequista del colegio, aseguró que nunca vio nada extraño, que la relación del sacerdote con los niños era «buena, cordial, cercana, un colega más». Según contó su hijo fue víctima de acoso por parte de otros menores del colegio, supuestamente los que se posicionaron en contra del exdirector. Relató que la situación llegó al límite y tuvo que ir a la Policía a denunciar dicho acoso cuando su hijo llegó a recibir cuarenta llamadas a su móvil una misma madrugada.

«Yo participé y también le di cates al director»

Un exalumno del colegio, testigo de la defensa, contó durante la vista cómo iba habitualmente a ver a su «amigo» Don Javier al despacho con otros niños. «Allí había juegos de broma», explicaba al tribunal. «Yo he participado y le ha dado cates al director», expuso. «Eran golpes como los que yo le puedo dar a mi hermano», detalló. Este joven que ahora tiene 21 años y que recibió la «ayuda» del exdirector por sus problemas académicos explicó que prefería estar en el despacho a «liarla en clase». El joven recordó como al salir a la luz el caso y mostrarse del lado de López Luna un grupo de chicos llegó a amenazarle. «Me dijeron que a ver si me iba a ir con mi amigo a prisión».

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