TRIBUNALES

Dos profesores admiten que sabían que los niños acudían al despacho de Don Javier

El juicio al exdirector de Salesianos continúa con los testimonios de dos docentes que reconocen que no se alertó a los padres de las «frecuentes» faltas de sus hijos a clase

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Una decena de padres de presuntas víctimas del colegio Salesianos de Cádiz acudían este lunes por primera vez a la Audiencia al juicio que se celebra contra el exdirector del centro por presuntos abusos sexuales y agresiones físicas a 27 alumnos en los cursos de 2011 a 2013 y por los que la Fiscalía le pide 38 años de cárcel. En los pasillos explicaban que tenían ganas de escuchar lo que los profesores iban a decir al respecto de este asunto, si sabían o no de las visitas de sus hijos al despacho de Don Javier y de por qué «nadie» les avisó de que sus hijos faltaban a clase y pasaban «horas» fuera del aula mientras se impartían materias que les costaba especialmente.

«Queremos respuestas», se lamentaba una de esas madres.

Finalmente durante esta sexta sesión del juicio fueron dos los docentes que se sentaron ante el tribunal como testigos para dar parte de cómo se desarrollaron los hechos que se juzgan. A preguntas de la acusación y la defensa, ambos coincidieron en reconocer que sabían que los niños acudían al despacho del exdirector en horas lectivas pero que no informaron de ello a los padres porque consideraron que dichas ausencias estaban justificadas con los partes que les daba a los chicos el propio Don Javier. Además admitieron que no las llegaron a registrar en la plataforma de comunicación que tenían implantada en el centro.

«Extraño» pero sin alerta

Por otro lado, aseguraron que nunca tuvieron constancia de que se produjeran abusos o agresiones en el despacho a los menores. Según destacaron ambos, ni lo vieron, ni ningún niño les puso en alerta. Aunque sí calificaron como«extraño» que los chicos pasaran tanto tiempo con el exdirector aunque nunca se lo llegaron a plantear directamente a éste.

Las ausencias a las clases no se llegaron a registrar en la plataforma de comunicación

El primero de los dos docentes en declarar fue José Fedriani, profesor en aquellos años de Secundaria y actualmente coordinador del primer ciclo. A preguntas del Ministerio Público, Fedriani explicó qué los propios alumnos pedían tener una hora de tutoría con Don Javier. «Me decían tenemos que hablar con él, tengo un problema personal y tengo que ir... de mi clase no podía salir nadie sin que estuviera justificado», declaró. «Llegó un momento que me pareció excesivo y empezó a darme la sensación de que algunos querían quitarse de en medio y faltar a clase». Según expresó, «no podía haber tanta gente con tantos problemas que fueran a verlo. Me pareció extraño». Sin embargo no quiso ir «más allá», dijo. «Era válido que fueran porque tenían su justificante», explicó, por lo que tenía la «conciencia tranquila» ya que iban a tutoría.

«Una relación especial»

Según el profesor, el asunto no le despertó más dudas que esas porque, como explicó, «el director les daba mucha confianza», lo que le hacía tener con ellos «una relación especial». «Para nosotros no era un peligro que estuvieran en esa situación». Como detalló, «un buen porcentaje» de los alumnos que subían al despacho eran «niños conflictivos» que arrastraban problemas académicos, de adaptación o disciplinarios y que, en algunos casos, esta relación con el exdirector había resultado ser «fructífera».

«Me decían tenemos que hablar con él, tengo un problema personal y tengo que ir. Él les daba mucha confianza»

Sobre las ausencias, reconoció que debido a que los niños presentaban el justificante «anterior o posteriormente» no se registraban en la plataforma de comunicación a la que tenían acceso los padres ya que, además, no existía un «sistema concreto» para esos casos e incluso que el citado programa se estaba implantando en aquella época y sufría problemas técnicos.

A preguntas del fiscal, Fedriani afirmó que cuando salían los niños de clase no les pedían una explicación «específica» de dicho justificante que les había dado Don Javier, aunque recordó que llegó a negar la salida a algún alumno porque estaba a pocos días de un examen y no era conveniente que se perdiera dicha clase.

Por otro lado, explicó que en el protocolo de atención instaurado para niños con problemas académicos o de conflictividad en Salesianos, se realizaban reuniones del equipo docente que intentaban buscar las soluciones adecuadas para dichos estudiantes. Dicho sistema sí se puso en práctica con «algunos» de los alumnos que acudían al despacho del exdirector buscando su ayuda, porque, según precisó, López Luna no era «un recurso» más de ese protocolo de actuación.

Los profesores aseguraron que nunca vieron agresiones en el despacho y que ningún niño les alertó de ello

En el período en el que supuestamente se sucedieron los hechos denunciados se realizaron seis claustros de profesores. Sin embargo, en ninguno de ellos, alguno de los docentes sugirió que las reiteradas ausencias de los niños de las clases para ir a ver al exdirector fueran «un problema». Aún así, el propio Fedriani sí recordó que en alguna «charla informal» sí habló con el sacerdote sobre la situación específica de alguno de estos alumnos y le trasladó que a su juicio «salían para perder clase».

A preguntas de la defensa de López Luna, el docente volvió a insistir que nunca supo nada sobre las supuestas agresiones y que al enterarse de todo lo que había podido ocurrir se sintió «decepcionado» ya que él mismo siempre ha luchado contra la conflictividad en el centro. Al hilo, recordó un día que subió al despacho del director a visionar un vídeo porque dos niños se habían peleado a golpes en el recreo. Cuando llegó vio a «demasiada gente», algo que según todos los testimonios aportados hasta el momento era habitual, y a un alumno comiéndose un bocadillo en la mesa del exdirector, lo que sí le pareció que era de tener «demasiada familiaridad».

Algo «frecuente»

Además del coordinador del primer ciclo de Secundaria también declaró otra profesora del colegio. Ella impartía en el momento de los hechos inglés y aseguró que las ausencias de algunos de sus alumnos era algo «frecuente», «sobretodo el segundo año», matizó. Según explicó acudían «una o dos veces por semana». «Cuando les preguntaba que a qué iban, me decían que Don Javier les ayudaba, que les escuchaba y que tenían un problema familiar. Si los chicos se sentían cómodos no me parecía raro que lo hicieran porque para eso tenían sus horas de tutoría».

«Si algún alumno me hubiera dicho algo, todo habría sido distinto»

Sin embargo, la asiduidad de estas faltas sí empezaron a parecerle «extrañas» y por este motivo lo llegó a comentar con alguno de sus compañeros, aunque, nunca con el propio López Luna. Es más. La profesora le contó al tribunal que sí se trató el tema en una reunión de fin de curso y propusieron solicitar que el exdirector tuviera sus propias dos horas de tutorías a la semana para evitar así que los niños fueran a verle en horario lectivo.

Tampoco se lo explicó a los padres en sus tutorías. «Me decían Don Javier me ayuda, nunca pensé más allá». Y recordó como las niñas se enfadaban porque a ellas no les dejaban ir. «Si algún alumno me llega a decir algo, o llegó a sospechar yo misma, hubiera sido todo muy distinto».

Según detalló, las faltas a sus clases no afectaron al rendimiento de sus alumnos y aseguró que jamás vio golpes ni supo nada de las supuestas agresiones.

Profesores del anterior colegio de López Luna declararán como testigos

Profesores del anterior colegio donde estuvo destinado Francisco Javier López Luna prestarán declaración durante los próximos días a petición de la defensa. El primer día de la vista el sacerdote explicó que su trayectoria venía avalada por su paso por el centro de Badajoz donde había mantenido la misma relación«cercana» con los niños y no había tenido «ningún problema». Por tanto, se espera que los docentes confirmen que el exdirector tenía como método para acercarse a los estudiantes conflictivos y ayudarles una relación de cordialidad que le llevó, según explicó, a permitir determinados comportamientos en su despacho.

Además de los dos profesores, declararon otra decena de menores y una madre que aseguró que su hijo «adora y adoraba» a Don Javier y que era consciente de que el menor subía a estudiar al despacho del exdirector «cuando quería».

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