TRIBUNALES

Culpable por dejar morir a su madre «abandonada» en la cama

El jurado cree que la falta de atención de la hija causó la muerte de la anciana aunque considera que con ello no buscó «de manera directa» su fallecimiento

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Casi inmóvil. Como ha permanecido durante los cuatro días que ha durado la vista. Con la mirada hacia abajo y en una posición fija. Así recibía el veredicto del jurado la vecina de Cádiz acusada de haber dejado morir en «extremo abandono» a su madre, que estaba impedida en una cama . El tribunal popular emitía este jueves en torno a las ocho de la noche, y tras varias horas de deliberación, su decisión considerando culpable por unanimidad a la procesada de los delitos de homicidio y malos tratos.

El presidente de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial les entregaba al mediodía el objeto del veredicto con el que el tribunal debía sustentar por qué condenaba o absolvía a la acusada.

Finalmente, el jurado ha basado su decisión en que el fallecimiento de la madre fue «lógica consecuencia» de la desatención de su hija, «no cambiando de actitud pudiendo hacerlo». Lo que no considera probado el tribunal es que dicho comportamiento fuera «buscando de manera directa» la muerte de la anciana, por lo que lo entiende como un dolo eventual. Es decir, sí creen que el fallecimiento se produjo como resultado de esta ausencia de cuidados, pero no que con ello buscara de forma intencionada el fallecimiento.

También consideraron probados los informes de la autopsia y del forense que levantó el cadáver que concluyeron que la mujer había sufrido «un cuadro de abandono, desnutrición, graves sufrimientos y asfixia», «pese a lo cual la acusada no acudió a servicios sociales pudiendo hacerlo», y entendiendo así que mantuvo una actitud «obstruccionista». El jurado además no cree la justificación de la hija sobre que las «obligaciones laborales» y que estuviera «sobrepasada» le llevaran a esta desatención.

El tribunal admite probado el agravante de parentesco, y también el atenuante de las dilaciones indebidas en una causa que ha tardado seis años en juzgarse. Además, el jurado se muestra contrario a la posibilidad de solicitar el indulto, aunque sí ve viable la petición de la suspensión de la condena, si el magistrado, en su sentencia, condenara a la procesada a una pena menor.

Tras conocer el veredicto, el Ministerio Fiscal se mantuvo en su petición de 15 años de cárcel, 13 por homicidio y otros dos por malos tratos. Ya en la jornada anterior, había renunciado a la responsabilidad civil a favor de los dos hermanos de la procesada.

Por su parte, la defensa solicitó al juez la rebaja de la pena por dilaciones a cinco años y tres meses. El magistrado no entró a considerar la opción de la prisión preventiva.

Los hechos

La anciana, sordomuda desde la infancia y diabética, fue operada en 2008 por una enfermedad en el intestino, intervención que le fue reduciendo la movilidad hasta que quedó postrada en la cama. La acusada, su hija, fue la que se encargó de la atención de esta mujer de 70 años, que falleció dos años después de la operación. La manera en la que murió fue detallada por los forenses que pasaron en la tercera sesión del juicio por la Sala.

Según explicaron los peritos que le hicieron la autopsia, en su cadáver «había signos de extremo abandono». A preguntas del fiscal detallaron al jurado popular las conclusiones de sus informes. «El cadáver nos llegó sucio, con presencia de larvas de diferentes tamaños, excrementos y una gran pérdida de masa muscular», afirmaron. Así, por ejemplo, expusieron que no se le había cambiado de posición como es recomendable hacer con este tipo de pacientes, lo que le provocó úlceras de presión en talones y caderas. Además, estos peritos y otros que dieron su testimonio como el forense que levantó el cadáver hablaron de la existencia de gusanos, tanto en el cuerpo como en los excrementos que rodeaban su cuerpo tendido en la cama.

Tras el análisis de estos insectos concluyeron que la mujer «llevaba con esos bichos más de 36 días» y que, por lo tanto, el pañal donde encontraron parte de estas larvas «llevaba puesto más de dos meses». La inmovilidad también quedó patente, según los peritos, en la posición que mantuvo su cuerpo, con las piernas cruzadas, un dato que marca la atrofia muscular que padecía.

La procesada aseguró el día que declaró ante el tribunal que la situación que vivía le había «sobrepasado» y que ninguno de sus dos hermanos quiso hacerse cargo de la madre. A preguntas de por qué no buscó ayuda dijo que le «daba pena» llevarla a una residencia. Según los asistentes sociales que le atendieron intentaron en varias ocasiones reconducir la situación pero llegó un momento que los intentos de ponerse en contacto eran «inútiles» y que no les abría la puerta.

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