Con 'C' de Cádiz

«El ciudadano rumano es amable, trabajador y parecido a nosotros por sus raíces latinas»

Abogado, cadista, autor de romanceros y, desde hace poco menos de un mes, cónsul honorario de Rumanía, Fernando Estrella es, ante que todo, un 'disfrutón' de su tierra y de su gente

Fernando estrella, en su despacho y junto a las banderas de Europa, Rumanía y España. l. v.

Alfonso Carbonell

De padre cartagenero y madre riojana «pero muy de Cádiz», Fernando Estrella se ha hecho un nombre en una ciudad que ama como la amaban sus padres aunque no hubieran nacido en ella. Buen hijo y 'padrazo', este letrado gaditano combina el Derecho con las claves de un romancero y la bufanda de un equipo que lleva por bandera. 'Disfrutón', o dicen que lo es, lo cierto es que Cádiz tiene desde hace tiempo otra Estrella, de esas que brilla en torno a cualquier tertulia. Gran conversador y mejor polemista, es un amante de dar defensa al que lo pide. Desde hace poco menos de un mes su nombre va ligado tambien a Rumanía, país que ha confiado en él como cónsul honorario por estas tierras. Hablamos con él de este nombramiento y de cómo ve a su tierra y a sus pasiones.

Letrado, vicedecano del Colegio de Abogados de Cádiz, autor de romanceros, cadista y eterno polemista accionista del club... y ahora cónsul honorario de Rumanía en Cádiz. ¿Esto cómo es?

Esto surgió porque hace dos años, un amigo y compañero, Julio Azancot, cónsul de Uruguay en Sevilla, me comentó que la Embajada de Rumanía estaba buscando un cónsul honorario para Cádiz y que él había propuesto mi nombre y yo le dije que adelante. Luego ya me contactó el cónsul general rumano en Sevilla, Bogdan-Mihai Stănescu, y me lo propuso formalmente. Empezamos con un papeleo bastante largo porque requiere de un informe de los dos ministerios de Asuntos Exteriores e Interior de ambos países. El proceso dura un año y medio aproximadamente.

¿Y no había antes un cónsul honorario en Cádiz?

No, lo que hay es un Cónsul General, un diplomático de carrera para entendernos. Y está en Sevilla, en la avenida Manuel Siurot. De hecho hay bastante trabajo como se puede apreciar en la puerta del consulado, donde siempre hay mucha gente. No es para menos porque Rumanía es el primer país (junto a Marruecos y Ecuador) que más ciudadanos suyos tiene en España con un millón docientos mil aproximadamente. De ellos, 100.000 en Andalucía y 2.700 en la provincia. Una vez que tramitamos todo llegó el acto oficial de mi nombramiento en la Subdelegación de Gobierno.

Ante todo debe ser un honor, pero ¿también se puede ver como un marrón dada la visión que, desgraciadamente, tenemos de estos ciudadanos en nuestro país?

Es un honor que hayan tenido el detalle de fijarse en mí porque supone mucha responsabilidad y mucha solidaridad. Respecto a lo que comentas, hay que tener en cuenta que ya de por sí estar fuera de tu país supone una problemática y obviamente estamos encantados de ayudar a los ciudadanos rumanos que se encuentran alejados de su tierra. De todas las maneras, el cónsul honorario no tiene funciones administrativas; para eso está el Consulado de Sevilla. Mis funciones se limitan a hacer de puente, de contacto con las instituciones para fomentar las relaciones políticas, económicas y sociales entre los dos países. Desde ayudar para montar una exposición o negocio, a fomentar reuniones entre empresarios gaditanos con rumanos. Y en cuanto a lo del marrón, pues como en todo hay tópicos que no se corresponden con la realidad, como el andaluz vago o el catalán pesetero. Con los rumanos pasa igual. El rumano, por regla general aunque en todos lados cuecen habas, es una persona que trabaja, en concreto, y en Andalucía, en el sector agrario en las zonas de Huelva y Almería, y en el sector serviciso en la zona de Málaga. Junto a eso, también hay un importante núcleo de empresarios rumanos invirtiendo en España, especialmente en temas de tecnología y de comunicaciones. Y tambien hay muchos empresarios españoles invirtiendo allí. Aparte, Rumanía es un estado más de la CEE desde 1989. Es un país emergente y con mucho futuro. Ahora mismo es un país de moda en muchos aspectos. El rumano se caracteriza por ser muy trabajador, pero como en todos lados también hay manzanas podridas que a nadie les agrada y mucho menos a sus instituciones.

¿Qué puede decir el cónsul honorario en Cádiz de Rumanía?

No he ido aún, pero iré en próximas fechas porque todos los gaditanos que han ido a Rumanía y con los que me he relacionado desde mi nombramiento me repiten lo mismo. Que tienen la intención de repetir porque les encantó. Es barato para el turista y ofrece muchas variedades. Tiene muchas ciudades con un casco antiguo fabuloso, declarados muchos patrimonio de la humanidad. A Bucarest se le llama la pequeña París por sus avenidas, por sus majestuosos edificios; hay iglesias antiguas de madera, conventos y monasterios de un valor increíble. Junto a ese patrimonio artístico, la segunda característica que todo el mundo me comenta es la espléndida amabilidad del rumano. Y es que en el fondo tenemos raíces comunes latinas con ellos.

La pregunta y la broma es obligada a un cadista de pro como usted. Dijo el otro día el entrenador del Cádiz que al rumano Andone le está costando la adaptación. ¿Ha pedido ya asilo político el delantero?

Esa frase me sorprende porque precisamente Andone acudió a mi nombramiento y me comentó que lleva en España desde los trece años y habla el castellano igual que nosotros. Eso sí, llegó en su coche de gran lujo, como buen futbolista. Así que en cuanto al clima, familia, comidas y demás, dudo que tenga problemas de adaptación, otra cosa será si se adapta o no al sistema de Cervera. Pero vamos, como le cuesta adaptarse a casi todos los fichajes...

Bueno, bueno, que nos desviamos. O no.

Es que no es el caso de Andone, que si llevase más tiempo en Cádiz podría hasta sacar un romancero dado que parece uno más entre nosotros (risas).

Ya que abre el melón, salgamos un poco de su nuevo cargo. ¿Qué le hubiera gustado ser si no hubiera sido abogado?

Pues sinceramente yo quería ser periodista, pero por aquel entonces no había la proliferación de universidades de hoy en día y estudié Derecho en Jerez, como todo cristiano. Los tiempos cambian y cuando se lo dije a mi padre me vino a decir que, 'vale, pero tú haz Derecho en Jerez como todo el mundo y más adelante te lo planteas'. Y bueno, más adelante sacié esa parte de mi vida con las colaboraciones en este periódico y con tertulias y columnas en la Ser y otros medios.

Y eso porque le dijo a su padre que quería ser periodista, porque si lo que le dices es autor de romanceros...

Uff. Mi padre y mi madre tenían carácteres muy distintos. Mi padre era de Cartagena y era funcionario del Estado y en sus últimos tiempos fue secretario del Ministerio de Obras Públicas y delegado en Muface. Pero ante todo mi padre era una persona seria. En cambio, con mi madre tenía yo más 'feeling' y cuando llegó el primer año de presentarnos al concurso de romanceros (allá por el 91), en casa se lo dije solo a ella, que mantenía el secreto conmigo. Después de nuestra actuación volví a casa y me preguntó que cómo habíamos quedado y cuando le dije que habíamos ganado se llevó las manos a la cabeza, mientras se temía lo peor. Me decía lo típico. 'Ahora vas a salir en el Diario, verás la que se va a liar, verás tu padre...'.

Ella estaba encantada por un lado, pero con el temor de que se enterase mi padre, que estaba suscrito al Diario y se lo empapaba todos los días. Así que a primera hora del día siguiente lo cogimos primero mi madre y yo, 'perfecto, no había venido nada. No hay noticia, no hay problema'. Y cuando ya pensamos que no iba a ocurrir nada, al día siguiente apareció la foto en el periódico en portada con el titular 'Un abogado y un farmaceútico ganan el concurso de romancero'. Y oye, al final se lo tomó bien y no hizo comentarios en exceso, pero imagino que ya en la calle todos los cargantes de Cádiz le darían buena cuenta de la noticia. Porque mi padre era serio, pero incluso en la época que yo salía por la noche, o decían que salía, y volvía a altas horas, eso no evitaba que me fuera al trabajo. Lo típico de los jueves en Cádiz que se salía. Pues bien, yo llegaba prácticamente con el tiempo de vestirme y venirme al despacho, y me lo encontraba desayunando. Y jamás me dijo nada porque él repetía la frase del que 'el que no es hombre de día no es hombre de noche'. Así que me veía venir de juerga, pero como no me iba a la cama sino a trabajar, guardaba silencio.

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Con Dertycia e Indio Vázquez ganaron el concurso de romancero del 91 l. v.

Y ese romancero con tanta intrahistoria tendría una historia. ¿Qué recuerdos tiene?

Todo empezó por una apuesta y tras una típica reunión con algún 'cocacola' por delante, pero el que se decidió a sacarlo fue Manolo Ponce 'el wito', el farmaceútico. Ese concurso, que ganamos bajo el nombre 'De la plaza de mayo a la plaza de abastos', fue en un tablao de la Plaza del Mentidero. Íbamos de Dertycia (calvo del tó) y de Indio Vázquez (con mucho pelo), ambos argentinos. Fue muy curioso porque a las 24 horas había un Cádiz-Logroñés por la mañana (un domingo de coros). Llegamos tarde al partido y cuando entramos se lio la pajarraca típica y entonces marca Dertycia. Ni te cuento la que se formó en el fondo. Hasta el punto de que salimos en Estudio Estadio y Matías Prats acabó diciendo que dejaban para el final del programa lo mejor del día y éramos nosotros cantando unas cuantas cuartetas.

¿La profesión de abogado le gusta más ejercerla que, en su momento, estudiarla?

Sí, sí. Me gusta la práctica mucho y estoy encantado de ejercitarla como actualmente de estar en la junta del Colegio de Abogados para colaborar en la medida de lo posible. Llevo muchos años centrado en la materia de la Responsabilidad Civil, Seguros y accidentes de circulación, aunque en el despacho hay otros compañeros que abarcan otras especialidades.

Y el Cádiz, otro pilar de su vida. Eterno polemista de las juntas de accionistas, llegó a tener ofrecimientos para ser directivo y siempre lo declinó. ¿Por qué?

Me llegaron, pero de directivas que no me convencían. Y sí, en las juntas se ha pasado muy bien. Siempre he sido muy jartible y lo reconozco. Recuerdo aquellas maravillosas juntas que se hacían en el Tiempo Libre a las que iban 500 personas y te daban las tres de la mañana. La gente salía y le daba al vaso en el bar de enfrente y volvía a entrar y más se acaloraba el ambiente y más se alargaba la junta. Grandes pajarracas allí y la gente preguntando absolutamente de todo, que si el bocadillo de los cadetes era de mortadela y no de chopped pork, que si esto, que si lo otro. Entonces las juntas eran más democráticas.

¿Qué talante tenía Irigoyen en comparación con otros presidentes que ha tenido el Cádiz?

Tengo que reconocer que de todos y cada uno de los presidentes, a los que admito que les he dado mucha carga, de ninguno he tenido un comentario negativo sobre mi persona. Me acuerdo que la primera vez que fui lo hice con una pejiguería de que hacía falta 80 acciones y no 81 para ir y se montó un pollo allí que al pobre de Irigoyen le dio una subida de tensión y se tuvo que parar la junta. Ese día me dijeron de todo. Incluso con Antonio Muñoz también las tuve y nunca lo llevó a lo personal. Recuerdo que en una tertulia de Punto Radio con Manolo Camacho en la que estábamos Víctor López, Manolo García y yo pedimos derecho de rectificación porque el Cádiz sacó un comunicado contra nosotros por las opiniones vertidas. Y la Justicia nos dio la razón.

Otro palo que maneja, el Carnaval. ¿Qué le parece todo este lío de que si en febrero o que si en mayo o junio?

Yo lo tengo claro, nuestro romancero saldrá en febrero. Reconozco que es complicado y puedo entender algunos de los argumentos de la concejal Lola Cazalilla, pero habría que distinguir entre el Falla y el carnaval callejero. Yo no entiendo lo del Falla ni por qué una agrupación no puede subirse a las tablas cuando sí lo están haciendo en otros teatros con cualquier otra representación. Además de que ya no hay limitación de aforos. Pero lo que me llama más la atención, y me uno al discurso de Martínez Ares, es un poco la sumisión de autores y componentes porque hoy en día del Carnaval vive mucha gente y que se les diga a esos mismos que a partir de febrero no van a ganar dinero no lo entiendo. Eso y que no se celebre el COAC en su tiempo.

Anticipándose a las mascarillas, con Juan Ramón Torres, en el 94, con 'Un peaso congreso', primero premio del 94.

Su romancero sale en febrero, ¿no?

Claro, claro. De hecho ahora me voy a ensayar (pasado jueves 20.45 horas) con Víctor Arnedillo, Carlos Sanz y con Fernando Lepiani junior, que también colabora. Reconozco que las pautas las pongo yo y ellos asumen, con la sonrisa oportuna, que hago de vez en cuando las veces de dictador. Lo mismo repetimos en junio, pero nuestra idea es salir en febrero.

¿Cómo ve al Cádiz CF?

Lo veo con preocupación porque tenemos casi la misma planilla con un año más y eso se nota en jugadores claves. Los fichajes tampoco están cuajando. Y si a eso le unimos determinadas decisiones del 'Dios' Cervera, pues... Hay que reconocer la trayectoria del entrenador y su gran labor, pero de ahí a colmulgar con todos sus dogmas de fe va un mundo porque nadie es perfecto. Ese talibanismo cerveriano de partir de que nadie lo haría mejor que Cervera no es una verdad, hablando de un humano. Por ejemplo, entre otras, no creo que gestionase bien el partido de Vallecas sacando a los suplentes, ni el de la consiguiente salida nocturna, porque con una multa económica hubiera valido y no sentarlos en la grada ante un Valencia que venía con bajas. La gracia que tiene el talibanismo cerveriano es que cuando lee o escucha críticas de alguien que no es Cervera y luego éste, en sus ruedas de prensa, las repite el primero, le dan por todos lados al crítico y al entrenador lo elogian. Es gracioso.

Y Cádiz, ¿cómo ve a Cádiz?

Uffff. Es evidente que podía estar mucho mejor de lo que está. Es verdad que Cádiz tiene un problema que arrastra de antiguo y es que los políticos tienen mucha guasa y casi nunca hemos tenido instituciones del mismo color en el Gobierno Central, la Junta y la ciudad. Y claro, nunca se ponen de acuerdo. Eso complica las cosas. Nadie discute la honradez del alcalde pero creo que su gestión podría ser mucho mejor de la que es. La regata (Sail GP) que se acaba de disputar vuelve a demostrar que si se le diera más oportunidades a la iniciativa privada podrían venir más cosas. Es decir, si tú no lo vas a hacer, déjalo hacerlo a terceras personas y ayuda y colabora. Hay un cierto abandono, incrementado por ese efecto llamada del 'vale todo'. Porque cualquiera va a los monumentos más emblemáticos de la ciudad y se ve a la tienda 'Quechua' de turno acampada debajo. Entiendo que no debe valer todo. Una cosa es ser solidario con las personas más desfavorecidas y otra es dar barra libre.

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