TRIBUNALES

«Me dijo que si decía algo de que me había violado o gritaba, me mataría»

La Audiencia de Cádiz acoge el juicio contra el acusado de agredir sexualmente a una mujer en el Caballo Blanco de El Puerto con versiones completamente opuestas

El acusado admite haber mantenido las relaciones pero asegura que fueron consentidas y que pagó por ellas

El procesado, entrnando en la Audiencia

María Almagro

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cádiz acogía este jueves el juicio contra el procesado por haber violado y robado bajo amenazas a una mujer en las ruinas del hotel Caballo Blanco en El Puerto en enero de 2018. La Fiscalía pide para el único acusado 17 años de prisión, 13 por un delito de agresión sexual y otros cuatro por robo con intimidación. Y ante el tribunal la supuesta víctima y el supuesto agresor daban versiones completamente distintas.

Por un lado, el procesado admitía haber mantenido las relaciones en el día, la hora y el lugar que ambos relatan pero insistió en que dichos actos sexuales fueron en todo momento consentidos y además pagó por ello. La mujer, que admitió dedicarse a la prostitución aunque ese día no estaba de servicio, insistió que fue forzada amenazada con un cuchillo y que además le robó el dinero y las pertenencias que llevaba.

Ante el tribunal Walter B. declaró que ese día se encontraba por la zona y que se cruzó con la mujer que estaba en la parada del autobús, que entablaron una conversación sobre la perra que él llevaba en un carrito y que fue entonces cuando quiso contratar sus servicios por lo que pactaron un precio, 50 euros. «Quería llegar donde estaba mi tienda (que se encontraba dentro de las ruinas del hotel). No quise que me ayudara sino que la contraté para un servicio sexual», argumentó el procesado que entonces se encontraba en la indigencia.

Además negó que le hubiera robado ni amenazado con un cuchillo . «Entró sola. No la forcé ni empujé. Ella no tenía ni pendientes ni collar ni nada. Solo dos móviles», afirmó.

Tras mantener el acto sexual, el procesado insistió que ella le pidió más dinero, unos 200 euros y que él se negó a pagarlos. Después se marchó, andando por la carretera dirección a Sevilla donde pretendía buscar un trabajo. Fue entonces, unos días después cuando fue detenido en El Cuervo donde, se había hospedado en un hostal.

Completamente opuesta ha sido la versión dada por la supuesta víctima . La mujer declaró protegida por un biombo y muy afectada rompiendo a llorar en varias ocasiones. Según afirmó, se encontró con este individuo cuando estaba esperando el autobús en la parada que hay justo delante del citado hotel. Fue entonces cuando lo vio y entabló con él una conversación sobre la perra que éste llevaba y que quiso ayudarle a llevar sus pertenencias hasta el hotel porque el hombre, con problemas en una pierna, se lo pidió.

«Me dijo que vivía ahí. Ya en la puerta no quise entrar pero abrió la cancela y me empujó», aseguró. «Subimos unas escaleras y ahí me violó. Tenía un cuchillo en la mano y me decía que si no hacía lo que él decía me mataría». Fue entonces cuando le ordenó que se desnudara en una de las estancias en ruinas y la obligó, según su versión, a mantener relaciones sexuales con ella. «Cuando acabamos me dijo que me vistiera y que si decía algo de que me había violado o gritaba, me mataría». Ante las preguntas de las partes sobre si pactó o no una cuantía económica por tener relaciones, la mujer afirmó ante el tribunal. «Era indigente. Nunca hablé con él de dinero» .

Otra de las personas que declaró sobre los hechos fue el joven que socorrió a la mujer cuando, según la versión de ella misma y de la acusación, ésta salía «presa de los nervios» del antiguo hotel. Este chico, un menor que entonces estaba estudiando en un colegio cercano en Valdelagrana, explicó que cuando se dirigía a su centro escolar cruzando por la carretera vio como un hombre salía «corriendo» del citado lugar y, tras él, una mujer «rota». «Me acerqué a ella y le pregunté si le había pasado algo. En un primer momento no me contestaba, estaba muy nerviosa... no podía casi hablar, después me dijo que la habían violado, llamé a la Policía y me quedé a su lado por si este hombre volvía».

Los policías y las muestras de ADN

Los agentes llegaron a los minutos. Según los dos policías de radiopatrulla que acudieron al aviso se encontraron a una mujer «muy nerviosa». «Al principio no podía ni articular palabra pero ya después nos dio la descripción del hombre y nos dijo que le había amenazado con un cuchillo y quitado dinero y joyas», aseguró uno de estos policías ante el tribunal.

El otro agente coincidió en esta versión y relató que la chica les contó que había empezado a hablar con él sobre la perra y que fue entonces cuando se prestó a ayudarle a llevar sus cosas pero que él «la engañó». «Le di total credibilidad», expuso el policía.

Por otro lado, las forenses que la atendieron dos horas después de lo ocurrido declararon que al entrevistarla no diagnosticaron ningún problema psiquiátrico que pudiera haber alterado su conducta y que estaba «abatida, nerviosa y afectada». Además ratificaron que el cotejo del ADN del semen hallado en el cuerpo de la mujer coincidía con el del acusado. No vieron lesiones ni señales de violencia pero advirtieron que eso no descarta una relación sexual no consentida en mujeres con experiencias sexuales previas o que, por ejemplo, ya han sido madres.

Tras escuchar todas las declaraciones, el fiscal elevó a definitiva su calificación ratificándose en solicitar 17 años de prisión para el procesado. Según concluyó el Ministerio Público sí se cometieron ambos delitos y recalcó la ausencia de alguna intencionalidad o venganza por parte de la supuesta agredida hacia el acusado. «No se conocían de nada y no hay móvil económico ya que ella ni siquiera reclama ningún tipo de indemnización. Solo quiere que vaya a la cárcel». Además dio gran valor a la testifical del joven, «un testimonio imparcial» y, por otro lado, resaltó el hecho de que no hubieran utilizado preservativo. «Él se ha visto obligado a reconocer los hechos y ahora dice que pagó;y ella de forma voluntaria no lo hubiera hecho sin protección».

La defensa del encartado solicitó al tribunal la absolución al considerar que no existe ninguna prueba de cargo contra él. «Lo que allí ocurrió solo lo saben ellos dos». El letrado puso en serias dudas que una mujer acompañe de propia voluntad a un hombre de esas características a un lugar inhóspito y también tachó de «contradictorias» las versiones dadas por la supuesta víctima desde el momento de los hechos. Recalcó la circunstancia de que las pruebas médicas no hubieran detectado lesiones e insistió que nunca se encontró el cuchillo que presuntamente utilizó el acusado para amenazarla ni que se hubiera hecho una pericial sobre lo supuestamente robado.

Walter B. lleva dos años en prisión provisional después de que fuera localizado y detenido en El Cuervo. El juicio quedaba así visto para sentencia.

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