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El horror vivía en Villa Juana en Chiclana

La Guardia Civil detiene a un hombre acusado de robarle todas sus propiedades a un anciano de Chiclana al que dejó en la indigencia y mantenía a base de latas de comida

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El espanto tenía casa en Chiclana: Villa Juana. En esa finca de endeble cancela, inundada de rastrojos y malas hierbas, malvivía un hombre de 71 años hasta que hace unos días fue rescatado de la más absoluta inmundicia por la Guardia Civil. El señor, que recibía una buena pensión, sin embargo se encontraba completamente abandonado, solo y enfermo, en una casa sin puertas ni ventanas, ni agua corriente, nada de calefacción, y rodeado de humedades y unos escasos muebles rotos. En la cocina, una pila de cacharros de haber hervido algo de arroz y en la nevera, sin luz, unas pocas latas de comida. Esa era su única dieta.

Al parecer desde hacía al menos diez años había confiado todo lo que tenía a un 'amigo', Agustín, quien supuestamente se excedió de manera cruel en esta confianza y empezó a apropiarse de los bienes del anciano sin escrúpulo alguno.

Según relató la propia víctima a los agentes que le rescataron, este individuo le llevaba los asuntos. Y de ello parece que se aprovechó sin límites. Cada mes se quedaba de su pensión 1.250 euros, entregándole a él solo 50 euros. Pero fue a más. Hasta tal extremo llegaron sus sucias argucias, que el piso que poseía la víctima en San Fernando, lo vendió por casi 160.000 euros no dándole ni un solo euro por la venta. Tras conocer lo que ocurría, agentes de la Guardia Civil investigaron el caso y han detenido a Agustín D. F. como presunto autor de un delito de apropiación indebida. Se calcula que lo que llegó a estafar a su supuesto viejo 'amigo' asciende a más de 400.000 euros.

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Los hechos tuvieron lugar cuando los guardias civiles encargados del Plan Mayor de Seguridad, tuvieron conocimiento a través de distintas instituciones locales de que un anciano de la Chiclana de 71 años y con sus facultades físicas mermadas, podría estar siendo víctima de algún tipo de estafa ya que malvivía en una finca rural, en un estado de total abandono y en unas pésimas condiciones higiénico sanitarias.

Ante esta denuncia, activaron un protocolo de seguimiento del caso para comprobar si alguien podría estar aprovechándose del anciano. Tras hacer algunas pesquisas, llegaron a la conclusión de que a pesar de que debería gozar de una posición económica desahogada, debido a la pensión que percibía, malvivía en esa finca que, encima, tenía embargada.

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Fue entonces cuando decidieron ir a verle. «Se les cayó el alma a los pies», explican fuentes del caso. El estado de la casa era tal, que carecía de puertas, ventanas, agua corriente y ni siquiera tenía algún aparato que le diera calor ante las bajas temperaturas de este invierno. Pero es que el horror iba a más. El anciano había sufrido varias amputaciones de dedos de los pies, debido a una diabetes que no se trataba, y estaba en un evidente riesgo de empeorar.

Al verlo en esas condiciones, los agentes lo trasladaron en el mismo coche patrulla hasta el centro de salud Viamed de la localidad, y tras la primera exploración médica, quedó ingresado para ser tratado y recuperado.

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Una vez que ya estuvo el anciano fuera de peligro, los guardias civiles comenzaron a investigar para ver qué era lo que había llevado a esta persona a malvivir de esa manera. Así descubrieron que hacía diez años que había otorgado un poder notarial al tal Agustín, que le confería facultades ilimitadas para obrar sobre sus bienes, sin necesidad de darle explicaciones. Esto le animó a vender sin su permiso el piso de San Fernando, a no darle el dinero de la venta y a dejar de pagar la hipoteca de la finca donde vivía.

Los guardias civiles constataron que tal y como se ingresaba la pensión, unos 1.300 euros, Agustín retiraba la totalidad dejando apenas unos euros para mantener activa la cuenta, cuya libreta y tarjeta asociada poseía y manejaba él. Su supuesta avaricia le llevó incluso a cobrar el pasado diciembre la paga extra de la víctima, 2.600 euros, dejándole al anciano sólo unas latas de comida preparada y 150 euros, que según declaró la víctima era la cantidad más alta que le había proporcionado en estos diez años.

Las actuaciones, que instruye el Juzgado Mixto número 4 de Chiclana, se pusieron en marcha en el marco del Plan Mayor de Seguridad de la Guardia Civil, por el que se busca romper con el aislamiento de los mayores a la vez que se les proporciona un entorno seguro.

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