Los hermanos saharauis, Nordin y Ahmadu, junto a sus familias de acogida
Los hermanos saharauis, Nordin y Ahmadu, junto a sus familias de acogida - v. l.
solidaridad

Una mirada gaditana hacia el Sáhara

Dos familias acogen a dos hermanos saharauis en el programa 'Vacaciones en Paz'

maría román
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Hace siete años Nordin Mahmud visitó Cádiz por primera vez. Llegó sin saber una sola palabra de español. Pero tras pasar unos primeros días bastante duros se adaptó a la perfección. Al idioma, a las comidas, a las nuevas costumbres y a todo lo que supone un cambio tan radical como es pasar de vivir en una pequeña casa de adobe en los campos de refugiados del desierto Argelino de Tinduf a disfrutar de todas las comodidades de las que disponemos en nuestro país. Así lo cuentan Antonio Merino y Alicia Picazo, sus padres de acogida. «La primera vez que vino tenía siete años, primero vino con mi hermana y por problemas personales un año no se pudo hacer cargo y decidimos que nosotros teníamos la obligación moral de no dejarlo ese verano sin vacaciones.

Y desde entonces todos los años. El niño venía muy delgado y muy pelado».

Después de un principio un poco complicado y una vez superado el miedo inicial, llegó el momento de la curiosidad y las sorpresas. «La cisterna le parecía increíble, los cajones y puertas de las estanterías le causan extrañeza y un gesto cotidiano para nosotros como abrir el grifo o pulsar un interruptor y que se encendiese la luz eran un mundo para él», recuerdan sus 'padres'. Ahora, a sus catorce años, tras siete veranos conviviendo con su «familia gaditana», como él les llama, Nordin disfruta de tardes de piscina con sus hermanos y una enorme sonrisa.

«Nos encontramos en la obligación moral de traernos a su hermano»

Cuenta que le encanta venir a Cádiz porque echa de menos a sus hermanas, Carmen, Ana e Inma, durante el año. Pasa los meses estudiando duro en el colegio en Sáhara, y deseando que llegue el verano para el reencuentro. Desde hace dos años no viene solo. Su hermano Ahmadu Mahmu, de once años, le acompaña en ese largo viaje... más de dos horas de vuelo y casi dos de autobús para el reencuentro. Su madre de acogida, Inmaculada Picazo es hermana de la madre de acogida de Nordin. «Cuando supimos que Nordin tenía un hermano menor, no dudamos en acogerlo y así poder disfrutar de lo mismo», relata Jesús Sánchez.

Este matrimonio, como ello mismo se definen «somos un anuncio de Benetton» tiene tres niñas, dos de ellas adoptadas en China – Estrella Mian, de 12 años y Paloma Jiahu, de 5 años- y una biológica, Blanca, de 5 años. «Para nuestras hijas esta siendo muy enriquecedor convivir con otras culturas y religión», a lo que añade Alicia «mi chica se pone de rodilla y reza junto a Nordin.»

«Para nuestras hijas esta siendo muy enriquecedor convivir con otras culturas»

A la pregunta de lo que más les gustan de sus veranos en Cádiz, contestan risueños que «bañarse en piscina, el pollo asado, los boquerones , los helados y la fruta». Y es que las diferencias culturales no parecen presentar un gran problema en el caso de Nordin, el hermano mayor. «Lo único que no come es cerdo. Porque queremos respetar su condición religiosa. Por lo demás, le damos la misma educación que a nuestros hijos», dicen sus padres. El contacto de la familia de acogida con la del Sáhara es continuo. Hablan por teléfono muy a menudo, les envían paquetes de ropa, material escolar y comida.

Experiencia gratificante

Tanto les aportan la acogida que se ha convertido «en algo imprescindible». Por eso, conscientes de que este es el último año de Nordin, pues la edad límite para participar en el programa 'Vacaciones en paz' es de 14 años, se plantean traer a su hermano pequeño, de seis «No quiero ni pensarlo. Pero ya nos encontramos en la obligación. ¿Por qué dejar a su hermano menor sin vacaciones?» matizan entre lágrimas. Al finalizar la entrevista, ambos manifiestan que desearían que Nordin se quedara todo el año estudiando en Cádiz y que hiciera lo contrario, que pasase el verano en el Sáhara. Para ellos resulta algo muy gratificante y bonito.

Ambos matrimonios no entienden el motivo de que cada año sean menos las familias que solicitan acoger a niños durante el verano, ya que es una forma de aprender sobre otras culturas.

Un verano más, Cádiz cuenta con el programa 'Vacaciones en Paz', organizado por la asociación de Salam-Paz con el Pueblo Saharaui, que permite a 17 de niños del Norte de África disfrutar de las playas gaditanas.

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