«El resultado de las autonómicas deja claro que hay sed de cambio»

Desde que José María González, Kichi como todos le conocen, presentara ante el círculo de Podemos Cádiz sus credenciales para presentarse a las primarias de la agrupación para optar a ser alcaldable, había pocas dudas de que lo lograría. El resultado a su favor ha sido apabullante: 257 votos frente a los 14 de su único rival, Juan Carlos Pajares.

Tiene 39 años, es profesor de historia, sindicalista, activista social, comparsista y pareja de la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez. Se ha hablado mucho sobre su relación, pero él lo lleva con naturalidad. «Es el precio que hay que pagar por haber dado esta paso adelante», dice.

Su trayectoria política es anterior a Teresa. Ya hace años que militaba en Izquierda Anticapitalista, pero asegura que «nunca me imaginé, ni me planteé, meterme en este lío».

Aún así, lo explica diciendo que «a un ciudadano responsable, ante una situación de emergencia social como la que estamos viviendo, no le queda otra que implicarse hasta el fondo. Me tranquiliza que es una opción limitada en el tiempo. La vacuna que tenemos puesta en Podemos impide cualquier profesionalización. Eso me reconforta».

Antes de llegar a este punto pasó por un «proceso lógico». «El activismo social genera una forma de sentir los problemas ajenos como tuyos propios. Y sobre todo llego a este momento con la respuesta que nos daban en el 15M, cuando nos decían que nuestras propuestas estaban muy bien, pero haced un partido político».

Asegura que se lanzan a este aventura con con el aval de los resultados en las autonómicas y la voluntad de ganar el Ayuntamiento de Cádiz. «El único desalojo que apoyaría sería el de Teófila Martínez del Ayuntamiento», comenta.

Por eso no oculta sus cartas y adelanta que apoyarían la investidura del PSOE (con condiciones) si así le quitan la Alcaldía al PP. «Contaremos con las fuerzas políticas que estén en sintonía con nuestras ideas. No significa que le vayamos a dar un cheque en blanco a nadie. Pero no tendremos problemas con sentarnos a debatir con el resto de organizaciones políticas. En cualquier caso los apoyos se decidirán de forma colectiva», explica.

Y si lo consiguen, ¿qué?. «Pues lo primero sería remangarnos, ponernos la ropa de trabajo y abrir las puertas, las ventanas y los cajones del Ayuntamiento», dice.

Entre sus primeras propuestas plantean la realización de una auditoría, poner en marcha el «rescate ciudadano», aplicar nuevas políticas de vivienda que incluyen la creación de un parque público de viviendas en alquiler y extender al máximo los márgenes competenciales de la gobernanza municipal».

Todo esto, se compromete, lo haría cobrando 1.880 euros, lo mismo que cobra como profesor, y durante un máximo de ocho años. Y después de ese tiempo, volvería «loco de contento» a su comparsa, «si hay sitio», porque tiene claro que Ayuntamiento y Carnaval son incompatibles.