Once ideal de sobremesa en Cádiz
Café Royalty
gastronomía

Once ideal de sobremesa en Cádiz

Sitios en los que disfrutar sin prisa de copa, taza o vaso con charla

JOSÉ LANDI
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Sitios en los que disfrutar sin prisa de copa, taza o vaso con charla

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  1. Café Royalty

    Café Royalty
    Café Royalty

    Café. Incluso dulce. O copa. Si apuro, hasta puro. Como el placer que proporcionan. O un refresco y una infusión. Sólo una pausa. Nos dicen que todo lo que contienen debe disfrutarse con moderación. Suavemente nos matan pero sabemos que la vamos a espichar igual. Uno empieza a irse desde que llega. Pero aún no se va. La sobremesa con gente amada es una de las mejores propinas que deja la vida. Más que la mesa, nuestro rasgo distintivo y vital en esta parte del mundo es la sobremesa. Eterna, sobria o con adornos. Conversación o dispersión, prolongación y sensación. Estos sitios de Cádiz ofrecen unas exquisitas. Sirven para alargar almuerzos o cenas, incluso para meriendas fingidas. Algunos, hasta para desayunar. Son, simplemente, para estar. Con personas reales o verdad de papel. Sin prisa o con charla. Hay muchos más que estos pero pocos mejores. Ni mucho menos van por orden de preferencia.

    Café Royalty

    La simple visita es una experiencia. Un prodigio de restauración y recuperación historicista. Pocos cafés románticos han resucitado mejor en España. Puede llegar a intimidar y, al principio, producto y atención estuvieron por debajo de la excelencia visual que pregona. Llamado a ser el paraíso de los ambigús, gran escenario de eventos. Cada vez con más programación. En constante evolución, ahora tiene gran cocina, mejorado surtido de café, licores y vinos, además de exquisiteces llegadas del pasado como los picatostes. Un café turístico en el mejor sentido. Obviamente, los precios están por encima de la media. Como todo el local. Plaza de Candelaria. Casco Antiguo.

  2. El Pelícano

    El Pelícano
    El Pelícano

    Un ejemplo, una esperanza, para la hostelería gaditana. En una ubicación histórica (recinto amurallado que cerraba la ciudad hasta principios del siglo XX), en apenas dos años ha logrado ser referencia por programación atractiva y diversa, ecléctica y multiusos. De la mejor música al cine clásico. De teatro para niños a cabaret adulto, magia para todos. Paisaje imponente, a plomo, sobre el Atlántico. En terrazas o ventanas, ojos de buey. Dos plantas. Oferta vespertina o nocturna de la mejor, sin molestar a vecinos. El camino a seguir. La oferta de café, bebida y picoteo es estándar, suficiente para disfrutar lo esencial: un espacio particular, ubicación y programación. Avenida Fernández Ladreda (junto a Puertas de Tierra y Campo del Sur).

  3. El Corte Inglés

    El Corte Inglés
    El Corte Inglés

    Tiene poco encanto hablar de la cafetería de unos grandes almacenes pero esta tiene el valor del refugio si no te gustan las compras («aquí te espero querido/a»). La primera y mayor virtud, que sus máquinas se surten de la marca Illy (hasta el descafeinado es exquisito). Como dejó escrito Antonio Burgos, ninguna cafetería en España tiene esas vistas: al puente más alto de Europa (cuando lo terminen). Para lo impersonal que suele ser la atención en este tipo de centros, impera la amabilidad. Eso sí, ruidoso, populoso. Si quieres paz, no. Aceptables cocina, repostería y el mueble-bar aunque todo en serie, en cadena. Larga carta, obvio. Avenida de Las Cortes (barrio de Astilleros).

  4. Nicanor

    Nicanor
    Nicanor

    Una bodega tradicional, siglo y medio de historia, antaño conectada con túneles secretos con la Santa Cueva en la que viven obras de Goya y Haydn. Ahora reconvertida en café y bar de copas entre sereno y travieso. Buena restauración. Conserva respeto por el caldo de la tierra con algunas referencias a granel que harían llorar de melancolía a vitivinícolas maduros. Gran muestrario de licores. Promociones, ofertas, surtido, buen sitio para ver fútbol, empantallado, clientela diversa, de jóvenes a veteranos. Encantadora miniterraza callejera. Tiene un reservado discreto y con muchas posibilidades. Calle Rosario. Casco Antiguo.

  5. Café de Levante

    Café de Levante
    Café de Levante

    Un lugar con alma, corazón y vida. De bolero, tango y bulería, de los que sirve para enamorarse y romper, para buscarla sin fuelle y añorarla a solas. Pequeño pero cálido, acogedor, bohemio, penumbroso. Punto de encuentro de fieles, lo más parecido a uno de artistas de aquellos. Activa programación cultural. Café bueno y combinados de nivel con mención especial para el mojito. Notable su microbuffet para desayuno, que triunfa a diario hace dos años entre funcionarios, profesionales y vecinos del centro. Para ver la vida pasar o bebérsela en buena compaña. Una delicia que debería estar protegida. Calle Rosario. Casco Antiguo.

  6. Café Habana

    Café Habana
    Café Habana

    Cabría decir lo mismo que de su vecino de calle y levantera. Mágico. Dulce y salado. Un clásico de la noche gaditana (acaba de cumplir 25 años) que resiste con la mejor tradición cocteleras de la ciudad. Hace honor a la evocación cubana de su nombre y su propiedad original. Una belleza en fondo y forma, con una particular combinación de sombras y coloristas vidrieras. Aire retro, art decó y mestizo. Tiene menos programación que otros aunque organiza cosas como un guiso gratis, el último domingo de mes, con jazz en directo. Es de verse, de charlar y encontrarse. De tomar. En la calle Rosario. Casco Antiguo. Aún más musical con más historia y sangre de jazz y chirigota ilegal, el Cambalache, en la cercana calle José del Toro.

  7. Quilla

    Quilla
    Quilla

    Aunque combina su función con la de gran restaurante, su terraza panorámica ofrece propuestas espléndidas para sobremesas. Tiene hasta un «marco incomparable», literalmente, en el que hacerse fotos. Gran coctelería, redonda bodega por copas, buena respostería casera y infinidad de detalles generosos con el visitante. Cuidan el producto hasta ofrecer una gama de café frappè en verano con un hielo que tarda en rendirse y conserva el sabor. Es un ejemplo. Como eso, mucho, todo. Gran programación musical y de exposiciones. Emplazamiento imbatible. Infalible desde hace años. Playa de la Caleta.

  8. New Tharssis

    New Tharssis
    New Tharssis

    Espléndidas instalaciones frente a la Playa Victoria. Metal y cristal. Diáfano terrazón, salón con butacón y todo lo que precise un cliente comodón. Restaurante con uno de los cocineros más imaginativos de Cádiz pero espléndido para taza, copa o vaso, para alargar tardes y noches. Cerveza de bodega y otras curiosidades etílicas. Amabilísima atención, cómplice. Aún no ha conseguido clientela masiva (apenas tiene un año) y se puede disfrutar con una paz impagable, sin aglomeraciones. Aunque eso puede que no sea muy rentable para la propiedad. Paseo Marítimo. Edificio Isecotel.

  9. Muelle Uno

    Muelle Uno
    Muelle Uno

    Uno de los recién llegados para paliar la dañada oferta del Casco Antiguo. Está en Canalejas, frente al puerto y su propietaria es Raquel García López. Con aire revisado de pub anglosajón y mucha madera, está presidido por una foto histórica de la verja del muelle. La de la risa que le llegaba de oreja a oreja. Agradable velador. Con un gran abanico cervecero, con marcas infrecuentes en barril. Muchas opciones de copas, correcto el café. De los pocos espacios en los que alargar una tarde o una velada de Puertas de Tierra hacia dentro. Paseo de Canalejas, esquina a Cristóbal Colón.

  10. Bebo los vientos

    Bebo los vientos
    Bebo los vientos

    Un prodigio ecléctico que ofrece mucho gracias a la creatividad autocrítica de su dueño, uno de los mejores hosteleros de Cádiz por abolengo y dedicación. Es chiringuito permanente, restaurante informal y efectivo. Local multiusos pero, sobre todo, balconada oceánica. Pura vida a ras de orilla. Resort paradisíaco que alquilan por el precio de dos cañas, de un café. Carta tan amplia como el horario. Música en directo en atardeceres de fin de semana, de esos impresionantes e impresionistas que aplauden los turistas de interior. Para todo el año, sobre todo de otoño a primavera, cuando la playa y el mar son delicias que la multitud veraniega destroza. Playa Victoria, frente a calle José García-Agulló

  11. Brim

    Brim
    Brim

    Este no sirve para pasar una sobremesa ni para tertulias pero si no lo cuento, reviento. Ni mesas ni sillas, ni horario adecuado. Lo suyo es por la mañana. Conviene llegar, pegar, pagar e irse. Sólo tiene barra y café. Pero qué café. Real, imperial, proletario. El que sabe mejor en Duralex. Directo y tabernario con cualquier combinación de leche o, mejor, sin ella. Apenas sirve nada más. Sólo café. Para los adictos a este producto y a la verdad. Para los alérgicos al adorno (casi ninguno en el local, no lo redecoran desde la Edad del Bronce). El que no se ha tomado un café aquí, como si no lo hubiera probado en su vida. Está en la calle Compañía, casi en Plaza de las Flores. Casco Antiguo. Para probar el mejor, pero irlandés, de Cádiz, sin duda el Unicornio, en Amílcar Barca, es decir, Paseo Marítimo a la altura de la Plaza de Toros.

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