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San Carlos abre sus puertas a la Bahía

Fue a partir del año 2000 cuando comenzó el declive de una instalación cuyo futuro dependerá ahora de la Junta de Andalucía

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Nadie sabía cuánto iba a vivir. Mamen Corona, que ya era matrona entonces, recuerda el desvelo, los cuidados, la preocupación, la tensión y también la esperanza que rodeaba a esa pequeña criatura de sólo 600 gramos. Nació de forma prematura en un año, 1984, que no era muy propicio para ello. Un equipo pegado permanentemente a ella sacó adelante al bebé. Un pequeño milagro (por eso la llamaron Milagrosa) que ocurrió en el hospital militar de San Carlos, que hacía tan solo tres años que había finalizado la construcción de su nuevo edificio de 12 plantas. «Nosotras ayudamos a limpiar y abrir una de las plantas. Estábamos ilusionadas por trabajar y el hospital rebosaba vida, con cientos de pacientes que entraban y salían. Todo era nuevo y estaba muy bien equipado y el personal sabía que se podían hacer grandes cosas allí», revive Corona.

Como ocurre en cualquier instalación de estas características, también hubo episodios complicados. Sobre todo al principio. Hay que dar un salto en el tiempo hasta 1809. A mediados del mes de febrero y en plena invasión napoleónica debe improvisarse un hospital en el convento franciscanos de la que era, en aquella época, nueva Población Militar de San Carlos. La escasez de recursos hizo que la atención sanitaria fuera muy deficiente. Los propios diputados de las Cortes denuncian, en 1811, cómo perecían por inanición y falta de asistencia los pacientes. No sólo faltaban medicinas o remedios, principalmente no había comida. Al acabar la Guerra de la Independencia, el hospital precisa de la aportación voluntaria de los vecinos y del Ayuntamiento para seguir adelante. Lo consigue hasta junio de 1981, cuando fue derribado tras inaugurarse en sus inmediaciones el nuevo edificio de lo que sería San Carlos.

Otro gran salto en el tiempo. En el año 2000 el hospital aún estaba en su apogeo. «Siempre había militares de reemplazo por el servicio obligatorio y hacían colas en extracciones. Mucho trabajo incluso por la madrugada», rememora María del Carmen Carrera, auxiliar de urgencias. Pero en 2001, el servicio militar obligatorio es abolido y los convenios con seguros privados convencen cada vez más a los responsables de Defensa. Comienza la debacle. «Todo es diferente y ahora va para atrás. Comienza a estar desaprovechado y encima a la gente, a los isleños, le costaba trabajo valorar este equipamiento. Aún les cuesta. No lo ven como suyo. Pero a pesar de caer la actividad había y hay grandes profesionales y con obras menores podría volver a ser lo que era o incluso más, pero para ello hay que apostar por este equipamiento».

En 2005 se firma el primer acuerdo entre Defensa y el Servicio Andaluz de Salud (SAS) para hacer un uso compartido del centro y llevar especialidades públicas. Por primera vez el centro se abre a los civiles. Allí se pueden realizar diferentes consultas de especialidades, la realización de pruebas diagnósticas y la intervención de cirugía mayor ambulatoria. A la vez, la instalación pierde importancia estratégica militar. Las voces se alzan y comienzan a publicarse en diferentes medios su infrautilización. Tan sólo hay abiertas dos plantas de las 12 con las que cuenta y cada vez son menos los pacientes de índole militar que atiende. En septiembre de 2008 cesan y se despiden a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, después de 138 años de servicios ininterrumpidos en la institución. Cada año que pasa se intensifican los rumores de reestructuración y la posibilidad de cierre ya planea sobre la instalación. En 2011 ya se intensifica la lucha en busca de soluciones para este equipamiento.

«He pasado noches sin dormir dándole vueltas al hospital y la pena que sería el cerrarlo. De la ilusión de cuando entré hace ya más de 20 años a esto. De un trabajo, que más que un trabajo era una vocación, a la incertidumbre. El que se fueran las monjas también fue un duro golpe. Ellas hicieron muchas cosas por un hospital que cada vez pierde más peso y el recordar cómo era y ver como es ahora es una pena, sobre todo porque la instalación está bien», confiesa Maribel Lobato, DUE de quirófano.

Último episodio. Un 7 de marzo de 2013 miles de isleños salen para pedir un hospital público, días antes Defensa ofrece la titularidad a la Junta, administración de la que dependerá su futuro, que pasa por abrirse a toda la Bahía. La lucha ciudadana da sus frutos.