opinión

Inexplicable explicación

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Me gusta la Sra. Cospedal. Sí, me gusta. Efectivamente, me gusta. Creo que habrá quedado claro por dónde van mis gustos. Pero creo que por tanto repetirlo, no por ello me va a gustar más. Dª. María Dolores invocó tres veces lo muy tranquilo que está el PP. Parecía una cuestión exotérica de cacofonía. Pero no, era puro eco. Algo así como si todo retumbara. Tres veces tres. Como un triple salto mortal. El doble salto lo conocíamos de antaño. Dos veces dos. Es la oratoria impuesta por el Sr. Arenas en Andalucía. Todo retumba, una y otra vez. Es para que la gente se entere y cale el mensaje. Al menos a mi me servía para saber quien hablaba, cuando lo hacían la alcaldesa de Fuengirola o la alcaldesa de Jerez, que para mi miopía guardaban cierto parecido físico. La escuela de D. Javier delataba en seguida a la segunda.

El ex tesorero, también conocido como LB o Luis, ‘el Cabrón’, ha interpuesto una denuncia ante la policía por el robo de dos ordenadores suyos en la sede del PP. No un ordenador, sino dos. Volvemos a la concepción dual de la vida. Por eso, la denuncia por robo se refiere a dos ordenadores. No uno sino dos. Presumo que serán de la marca Hewlett-Packard, vulgarmente conocidos como HP. Dos palabras, no una, conforman la marca. También dos palabras y no una, son las iniciales para enunciar la podredumbre, la inmoralidad y la indignidad. Ante este esperpento, solo cabe la contundencia e ir por derecho. Sin rodeos, sin paráfrasis. Todo lo que ocurre en los últimos tiempos, abre una brecha irreparable en la sociedad española, de desafección para con la clase política. España tiende irremediablemente al peronismo, donde se confunde la defensa de los interese de los aparatos de los partidos políticos, con la defensa de lo público.

El PP tiene que dar una respuesta convincente a los vínculos o pseudo vínculos laborales con el que fuera su contable, no se sabe si hasta ayer, anteayer o hasta cuándo que lo fue. Sí se cotizó por él hasta hace menos de un mes, hay que presumir que era trabajador, hasta el momento de su baja en la Seguridad Social. Un pacto para postergar en el tiempo la indemnización por despido, es lícito, pero la baja en la Seguridad Social procede desde el mismo momento en el que se formaliza el acuerdo. Solo cabe que, despedido cuando fuere, se mantuviera en alta hasta que el Juez dicte sentencia en el correspondiente procedimiento por despido. Una vez se notifique la sentencia, si el despido se calicó como improcedente, es el momento de proceder a su baja. Si el despido se consideró procedente, procede retrotraer los efectos del alta al momento del despido, exigiendo la devolución de las cantidades indebidamente satisfechas. Nada de esto ha ocurrido. No lo voy a repetir, porque a buen entendedor pocas palabras bastan. Pero insisto en una cosa, aún así ¡me encanta Cospedal!