PATRIMONIO

Los piratas, derrotados

Dos aviones Hércules traerán desde EE UU a España el tesoro expoliado por Odyssey de la fragata ‘La Mercedes’, hundida en 1804

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Victoria!!!». Si navegáramos a bordo de alguna de las cuatro fragatas españolas que el 5 de octubre de 1804 fueron atacadas por una flotilla inglesa 30 millas al sur del cabo Santa María, en el Algarve portugués, el grito, jaleado por los 1.089 hombres que componían la dotación de la flota, sacudiría los buques de quilla a perilla. Hasta las cuadernas vibrarían por el júbilo.

208 años después de aquel ataque alevoso, España ha logrado recuperar en los tribunales de Estados Unidos el cargamento que portaba bajo sus cubiertas la fragata ‘Nuestra Señora de las Mercedes’, que se fue a pique aquella aciaga jornada y fue expoliado por saqueadores submarinos.

El fuego artillero de los ingleses, situados a tiro de pistola y llegados por barlovento, hizo saltar por los aires el navío, posiblemente después de que una ‘bala roja’ (calentada al rojo vivo) incendiara su santabárbara (el polvorín de la nao). En el hundimiento de la ‘Mercedes’ se perdieron cientos de vidas y el cargamento de metales preciosos que traía de América, «los caudales», que debían ser desembarcados en Cádiz para engrasar la costosa maquinaria de la Corona.

La empresa norteamericana Odyssey Marine Exploration Inc. descubrió en mayo de 2007 los restos de la fragata y saqueó el navío y su cargamento. Estos modernos piratas que cotizan en Bolsa emplearon un robot submarino, el ‘Zeus’, idéntico al usado para explorar el ‘Titanic’, capaz de extraer materiales a 1.200 metros, profundidad a la que se localizaron los restos del navío español.

Pero las tornas han cambiado después de una incruenta, aunque salvaje, como suelen ser los duelos de togas, batalla jurídica. En pocos días, dos aviones Hércules de la Fuerza Aérea volarán a Tampa (Florida) y se harán cargo de las 594.000 monedas de plata (reales de a ocho, acuñados en la Ceca de Lima en los años previos a 1804), de las 211 monedas de oro, de los lingotes y de los demás efectos que Odyssey trasladó a Estados Unidos desde Gibraltar. La carga de monedas ocupa cerca de 600 cubas de plástico, de 25 kilos cada una. El cargamento total pesa unas 17 toneladas. El valor de la carga rescatada por la empresa del norteamericano Greg Stemm fue estimada por Odyssey en unos 3 millones de euros. La repatriación no será fácil: las monedas, que han descansado en un depósito judicial, deben viajar sumergidas en agua salada para evitar su deterioro. Y habrá también que superar los complejos trámites jurídicos y administrativos que exige Washington.

La recuperación final del cargamento, calificada como cuestión de «honor nacional» por el anterior ministro de Cultura César Antonio Molina, ha llevado a los actuales responsables de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, y de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, a felicitarse por una sentencia que, dicen, pone fin a una «larguísima batalla jurídica» iniciada en 2007.

El drama de Alvear

En la decisión de que el tesoro sea devuelto al Reino de España ha jugado un papel fundamental la abrumadora evidencia de que el pecio esquilmado por Odyssey era un buque de Estado y que arbolaba pabellón nacional en el momento de ser hundido. Un total de 130 expedientes e informes provenientes de los archivos históricos de la Armada y de la Academia de Historia y compilados por sus especialistas, establecían, de manera pormenorizada, la composición de la flota, su ruta y las circunstancias del combate. Ese valioso material fue aportado ante el tribunal por el abogado designado por España, James Goold, condecorado con la medalla de Isabel la Católica por su defensa del patrimonio sumergido. Goold también logró que la Justicia norteamericana preservara de saqueos los restos de las fragatas ‘Juno’ y ‘Galga de Andalucía’, hundidas por temporales hace dos siglos en la costa este norteamericana.

Ante el tribunal de Tampa se han personado, además de España, Perú y algunos descendientes de los marinos que iban a bordo de la ‘Mercedes’. Uno de ellos, José María Moncasi de Alvear, descendiente directo del general de la Armada, Diego de Alvear y Ponce de León, segundo comandante de la escuadra, se congratulaba ayer desde Zaragoza por la defensa ejercida por España en el caso de la fragata. Su antepasado vivió en aquel día una tragedia sin nombre: volvía a España con su esposa, María Balbastro, y con sus ocho hijos. El primogénito, cadete del Regimiento de Dragones de Buenos Aires, navegaba a su lado en la ‘Medea’. Desde la borda vieron cómo el fuego de la ‘Amphion’ hacía saltar por los aires a la ‘Mercedes’,y desaparecer en el fondo del mar a su esposa y a siete de sus hijos.

Exponer los caudales

Sin embargo, la victoria no es definitiva; los piratas rara vez arrían la Jolly Roger. Puede suceder que un último recurso presentado ya por Odyssey ante el Supremo de EE UU, y sobre el que se pronunciará en breve el juez Clarence Thomas, revoque las decisiones del juez Mark A. Pizzo, un apasionado de la historia naval y balandrista aficionado en su velerito de 6 metros de eslora, sobre quien ha recaído el caso en Tampa. Pero todo apunta, sostienen expertos consultados por este diario, que el tribunal de Atlanta, competente ahora en el litigio, comunicará «en pocos días al de Tampa que ejecute la sentencia» que obliga a Odyssey a devolver la carga a España. El embajador de España en Washington declaró también que «es muy improbable» que el Tribunal Supremo acepte estudiar de nuevo un caso en el que otros dos tribunales (Tampa y Atlanta) han emitido sentencias coincidentes.

¿Y qué va a suceder con esa montaña de monedas cuando vuelvan a nuestro país? «Serán almacenadas y habrá que empezar a conservarlas. Tras 200 años en esas condiciones, hay deterioros. Y, aunque la plata es amable, necesita cuidados», resalta Mariano J. Aznar, catedrático de Derecho Internacional Público en la Universidad Jaume I de Castellón, un especialista en la defensa frente a los expolios. Aznar sostiene que «el mar es el mayor museo del planeta» y que España «es la primera potencia mundial en patrimonio subacuático».

El ministro Wert resaltó ayer que el cargamento se pondrá «en manos de especialistas para su adecuada restauración y evitar daños futuros». «Tras la restauración –dijo– se distribuirán los objetos entre las distintas colecciones de los museos nacionales donde serán objeto de estudio, investigación y de exposición». En concreto, el Museo Arqueológico Nacional y el Instituto del Patrimonio serán los encargados de catalogar las monedas de la ‘Mercedes’.

Ayer mismo, el consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, Paulino Plata, mostró su deseo de que parte del tesoro acabe expuesto en Sevilla o en Cádiz, el puerto de arribada de la flota atacada. Piezas procedentes de nuestro patrimonio submarino se exhiben ya en el Museo Naval de Madrid, en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena o en el Museo Marítimo de las Reales Atarazanas de Barcelona.

La estrategia de defensa de Odyssey ha sido siempre tratar de demostrar que la carga era propiedad de los descendientes de los mercaderes que viajaban a España desde Perú con los que podía llegar a acuerdos privados. Pero los jueces han aceptado las argumentaciones del Reino de España, que ha aducido que la ‘ Mercedes’ arbolaba el pabellón de la Armada y que, por tanto, se trata de un buque de Estado, intocable. EEUUes parte interesada en este tipo de defensas patrimoniales ya que decenas de buques de guerra, hundidos en el Pacífico a lo largo de la IIGuerra Mundial, podrían ser objeto de expolios como los cometidos por Odyssey.