deuda con la justicia

Berlusconi se libra de testificar en Nápoles por los chantajes de los que fue víctima

El tribunal de Nápoles,declaró ayer que la competencia es de la sede judicial de la capital, donde habría tenido lugar el delito

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La tensión por un inminente choque de poderes entre el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y los fiscales de Nápoles que querían someterle a un interrogatorio, que él se negaba a aceptar, se diluyó ayer, de momento, al trasladarse el caso a Roma. La crispación era alta porque tras un plantón del magnate a los magistrados, con un viaje improvisado a Bruselas, y la negativa posterior a ir a declarar, los fiscales barajaban enviarle a la Policía, pidiendo antes una autorización al Parlamento.

El tribunal de Nápoles, que llevaba el caso del presunto chantaje al primer ministro italiano con la amenaza de revelaciones sobre sus fiestas a las que acudían prostitutas, declaró ayer que la competencia es de la sede judicial de la capital, donde habría tenido lugar el delito. Así lo decidió la jueza de diligencias previas al decidir sobre el recurso de excarcelación del principal acusado, el empresario de 36 años Giampaolo Tarantini, encargado de organizar las juergas para Silvio Berlusconi entre 2008 y 2009.

Tarantini será procesado en otro juicio, la sonada causa de Bari que secentra en ese escándalo por favorecimiento de la prostitución. Según los fiscales de Nápoles, precisamente extorsionaba al ‘Il Cavaliere’ con la posibilidad de pactar una condena previa en ese caso, de modo que no se abriera el proceso y no se hiciera público el sumario, donde hay llamadas comprometedoras para el jefe del Ejecutivo italiano. En realidad al final habrá juicio, el secreto de sumario se levantó el jueves y las llamadas, cien mil, han salido a la luz y han sido reproducidas en los medios. Y efectivamente, han sido un escándalo.

Pequeño triunfo

De este modo el magnate se anota un pequeño triunfo, pues el tribunal acoge la tesis de sus abogados para evitar el interrogatorio. Paradójicamente en esta ocasión Berlusconi es la víctima del caso, pero por eso no podía negarse a declarar ni acudir con su abogado.

Era una cita delicada, pues tenía que explicar varias cosas: el pago de 850.000 euros en dinero contante y sonante a Tarantini, aunque asegura que es pura beneficiencia, violando las leyes contra el lavado de divisas. Ahora la Fiscalía de Roma decidirá qué hacer con el caso y si quiere interrogar al primer ministro.