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La provincia se apunta a la nueva corriente

Con los planes de ahorro que asumirán 32 municipios,la provincia reducirá la emisión de contaminantes a la atmósfera en más de 24 toneladas de CO2 anuales

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La energía ya no es barata. Es la conclusión a la que han llegado los mandatarios, las administraciones y como no los ciudadanos. Ha nacido una nueva corriente de ahorro encabezada por el Gobierno y a la que Cádiz se ha apuntado. Porque esta situación no es algo pasajero que tarde o temprano volverá a sus registros anteriores. Según los analistas energéticos esto no sucederá y el caso más evidente es el del petróleo. No es que cada vez sea más caro porque en el planeta hay menos reservas ya que según los expertos aún existen explotaciones con tanto petróleo como el que se ha gastado. El problema, que su extracción no es tan sencilla sino mucho más compleja y por lo tanto requiere de una inversión mayor de las empresas lo que finalmente repercutirá en el precio. A ello, hay que sumarle la inestabilidad de parte de los países exportadores lo que eleva el coste del litro a datos históricos. Algo similar ocurre con la electricidad aunque en esta ocasión motivado por el continuo aumento tarifario así como la dependencia de las personas hacia esta fuente de energía. Las casas funcionan con vitrocerámicas, tienen varios ordenadores, televisores con consolas, móviles que hay que cargar, aspiradoras. Todo ello se refleja a principios de mes.

No hay que olvidar el otro coste, el medioambiental. Cada vez las personas están más concienciadas con el cuidado del medio ambiente y esta sinergia se ha contagiado a las empresas que buscan y anuncian la marca verde. El calentamiento global ha dejado de ser una teoría defendida por unos pocos a una materia entendida y explicada de forma sencilla por el ciudadano de a pie, que es consciente de que el derroche energético pasa factura y no solo con ceros.

Todo este escenario ha creado una nueva tendencia, la moda del ahorro energético. Una dirección hacia donde se dirigen los ciudadanos, ya sean por necesidad, concienciación o ambas cosas y, como no podía ser de otra forma, las administraciones. Para ello no hay más que ver la polémica que ha surgido por la reducción de la velocidad máxima a 110 kilómetros por hora. Cádiz no es ajena a estos tiempos de cambios y se ha convertido en una de las provincias pioneras en este tema, del que lleva años preocupándose a través de la realización de auditorías y planes para lograr la eficiencia energética.

Tanto es así que en un periodo de tres años la provincia pretende reducir su gasto eléctrico para ahorrarse 21.266.500 kilowatios por hora al año (Kwh/año). En ello se ha volcado la Agencia Provincial de la Energía que está colaborando con los municipios de la provincia para la realización de planes de ahorro energético. Unas medidas que tienen que ser individualizadas ya que hay que tener en cuenta que las localidades que componen la provincia tienen características energéticas muy distintas debido a sus grandes diferencias tanto en ubicación como número de habitantes, tipo de industrias existentes o actividades económicas. Por ello no se puede realizar un plan provincial de ahorro.

Sin embargo, los municipios han acogido han acogido con expectación esta iniciativa y el 80% de las localidades han solicitado la redacción de este plan que comprende una auditoría energética del municipio. Actualmente se han finalizado 32 planes que son precisamente los que se pretenden desarrollar para los próximos años y que van a permitir el ahorro energético antes señalado. Aunque no será el único ahorro ya que la implementación de las medidas también permitirán reducir de forma considerable el gasto de los Ayuntamiento en la factura eléctrica. Según los estudios la provincia dejará de pagar más de cinco millones de euros anuales en electricidad, lo que también se traduce en 24.893.416 toneladas de CO2 que dejarán de emitirse y por tanto de contaminar. Eso sí, los consistorios también tendrán que realizar una fuerte inversión para acometer estas reformas. Aunque depende del municipio las cantidades oscilan en la media del millón y los cuatro millones de euros.

Fuerte caída

Claro que no todos los datos de la provincia son positivos ya que hasta hace unos años Cádiz estaba al frente de Andalucía en consumo energético, un puesto que perdió en el año 2009 a favor de Sevilla, pero no por la concienciación ciudadana sino por los efectos de las crisis y la reducción tanto de puestos de trabajo como por el cierre de fábricas. Después de altos índices de consumo energético y varios registros históricos, en 2007 se paró en seco el crecimiento gaditano en uso de la energía hasta el año 2009 en el que se produjo una fuerte caída, cuyos índices se mantuvieron el año pasado con un pequeño brote de recuperación en torno al 1%. Hay que decir que la caída en el consumo final de energía durante 2009 afectó al conjunto de las provincias andaluzas, siendo Cádiz donde más intensa fue la reducción, con una tasa de disminución del 22,5%, dejándose de consumir 703,5 ktep (toneladas equivalentes a petróleo). La más pronunciada fue la de los carburantes (gasolina, gasóleo y fuelóleo) que fue del 10,9%, es decir unos 170 Ktep. Además, Cádiz es la única provincia andaluza que, según datos del cierre de año de la empresa Endesa, encadena cuatro años consecutivos de crecimiento negativo en cuanto a consumo eléctrico. En el año de la gran caída, el consumo se redujo un 11,5 %, el peor dato de la serie histórica andaluza de la última década. De hecho, entre el 2000 al 2010, Cádiz solo ah crecido en su consumo eléctrico un 12,5% muy por detrás del resto de provincias. Para ser más conscientes de la caída hay que irse a los totales de consumo pues de casi 5.800 Gwh (gigawatios por hora) se pasó a 4.500 Gwh, un número muy cercano al nivel de consumo del año 2002. En cuanto a localidades las que más electricidad consumen son San Roque, Los Barrios, Jerez y Cádiz (en este orden) que se sitúan por encima de los 400 Gwh, llegando San Roque a superar los 1.000 Gwh.

El descenso en la demanda de energía final ha alterado el peso relativo de las provincias en la estructura de consumo. Así, Sevilla se sitúa como la provincia de mayor consumo con el 19,5% de toda la energía final consumida y Cádiz retrocede a la segunda posición con el 17,4%. Detrás se sitúan, Málaga, Huelva y Granada con el 15,8%, 12,1% y 10,2% respectivamente. Por último, Jaén (8,9%), Córdoba (8,8%) y Almería, con el 7,3% del consumo final.

Un crecimiento desordenado

«Se puede decir que la provincia ha tenido un comportamiento muy normal en cuanto al consumo de energía ya que ha sido un recurso muy barato, hasta ahora que deja de serlo y no solo por la crisis de países como Líbano. Por otra parte hay una mayor concienciación sobre los efectos del consumo energético y estos dos factores ha hecho que surja la necesidad del ahorro energético. Lo que ocurre es que aún no existe un desarrollo óptimo de las energías limpias ni tampoco un consenso social y en Cádiz se demuestra por un desarrollo desordenado que no ha estado racionalizado».

Las palabras de Manuel Palma, director de la Agencia Provincial de la Energía, evidencian una realidad que permanece oculta y es que Cádiz es la provincia andaluza que más energía produce y sin embargo que menos se aprovecha de ello, ya que la mayor parte se utiliza para la exportación. Aunque no solo eso, sino que las posibilidades de Cádiz (una de las provincias con más horas de luz y viento) no se están aprovechando de forma óptima e incluso se ha creado una concienciación social en contra de su instalación. Como ejemplos se puede poner el desarrollo de nuevos parques eólicos, en especial el rechazo existente al parque eólico marino.

«En Cádiz no se ha producido una racionalización de sus recursos ni se han estudiado sus singularidades, por lo que tampoco se está sacando todo el provecho». El caso más evidente es la existencia de una masificación de molinos de viento sin que se haya realizado un plan de estudio sobre sus mejores localizaciones o la búsqueda de otras soluciones dentro de este campo. Además surge otro problema y es que el crecimiento de la industria de energía renovable no ha venido acompañado del cierre de fábricas de producción de energía sucia. «Somos una provincia sedentaria en cuanto a energía que sirve para exportar y que las empresas saquen rentabilidad. Prometieron que la instalación de energía renovable serviría para el cierre de estas fábricas que siguen funcionando», tal y como expone Lola Llescas de Ecologistas en Acción. Tanto en su consumo como en su producción, Cádiz no ha sabido llevar a cabo un desarrollo eficiente del uso de la energía. Ni siquiera ha sabido utilizar sus posibilidades para aprovecharse de las características ambientales y lograr el autoabastecimiento de determinadas instalaciones que reduzcan el gasto de forma considerable. Un paso importante que se ha dado ahora.