opinión

Luces de Bohemia

Cuando las encuestas confirmen el escenario que anuncian no habrá más posibilidad que considerar un adelanto electoral

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Como en el ajedrez, en el PSOE cabe cualquier jugada que pueda imaginarse. Incluso que haya candidatos que se presenten escondiendo las siglas y el puño y la rosa. ¿Cabe mejor anuncio de lo que va a pasar? La situación actual, con un CIS que confirma el hartazgo ciudadano con este Gobierno, que habla de un país asustado por estar o quedarse en paro (el 84% señor Zapatero, el 84%); en una nación en la que sus ciudadanos valoran muy mal al Gobierno –su Gobierno, señor Zapatero–, y a las Cortes Generales –sus Cortes, señor Bono–; en un lugar así, decía, hay una particularidad: dure lo que dure la partida en este ajedrez político pierden las negras, que son con las que juega Zapatero.

A estas alturas no existe la menor esperanza de que el presidente satisfaga a su baronía. Tampoco, se me permitirá el palabro, a su votancia, despistada y aturdida por lo que ve y no quiere saber. Mejor no poner la radio y los periódicos ni verlos. Barreda teme la sombra de ZP en Castilla La Mancha; Fernández Vara meses hace que perdió la voz explicando que el tiempo de Zapatero acabó. El de Asturias no repite; el de Aragón, tampoco; el de Andalucía bastante tiene con hacer bueno a Valle Inclán: ¡Qué dirá mañana esa prensa canalla! Madrid está perdido; Valencia también. Entonces ¿cuál es la razón por la que Zapatero no dice lo que todos en su partido esperan? Daría la mano si digo que José Blanco también está entre los que esperan el único anuncio posible de ZP: Ahí os quedáis, lo dejo, me voy. Eso, me voy. Si alguien cercano tuviera arrestos suficientes para decirle la verdad bien podría discurrir así: presidente, si lo deja podrá decir que se ha ido. Si insiste, nadie podrá evitar la sensación de que le han echado.

No hay que estar muy enterado para percibir que Zapatero, como todos los que en la Moncloa han estado, ha terminado por perder el sentido de la realidad. Una pérdida que se acentúa en la medida en que, como dice Víctor Márquez Reviriego, se rodea de pelotas y siseñores. Solo desde esa posición alguien como este hombre puede salir en un Comité Federal y decir a los suyos que las cosas no serán tan malas como las encuestas aseguran. Uno de los barones socialistas que más claro habla se preguntaba ayer, pero ¿quién informa a este hombre? Rubalcaba, dijo alguien. No, respondió. Lleva en el hospital más tiempo que el que lleva internado. Se entiende, ¿verdad? Tiene Zapatero algo de Gadafi. Morirá matando y pensando que el pueblo aún le quiere. Una visión así es pura patología, pero por respeto al presidente de mi país no la nombraré. Cuando las encuestas confirmen el escenario que anuncian no habrá más posibilidad que considerar un adelanto electoral. Puede que convocar elecciones sea lo último que haga. Y si me equivoco, querido lector, corregiré.