opinión

El patio de M...ercasevilla

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Altos cargos con informes falsos para promover expedientes de regulación de empleo a cuenta de un fondo millonario de circuito B para subvenciones donde aparecen prejubilados ficticios que nunca trabajaron en las empresas, prejubilados con su dinero en la cuenta de otros, prejubilados sin derecho a prejubilarse, cuñados con rango de intermediarios, conseguidores, sindicalistas de perfil… el escándalo de Mercasevilla parece que se le ha ido a la Junta andaluza de la manos destapando un patio de Monipodio del siglo XXI, un retablo cervantino de la picaresca de la administración sevillana donde una trama de saltatumbas afiló la letra pequeña para agujerear los presupuestos haciendo correr dinero de ese ‘fondo de reptiles’ de 700 millones para subvencionar expedientes de desempleo. Un asunto turbio.

Hasta ahora la Junta había logrado controlar la marea del escándalo con la convicción de que no se cobraría más que alguna cabeza en los cuadros intermedios. De hecho, ellos mismos frenaron el primer golpe presentándose como denunciantes para adoptar, como la sección valenciana de la trama ‘Gürtel’, el papel de víctimas. Y realmente lo de Mercasevilla parecía desinflarse mes tras mes, tapado por el telón estrepitoso del ‘caso Gürtel’, una vez exprimida la grabación esperpéntica del director y el adjunto del mercado pidiendo cuatrocientos mil pavos a unos empresarios a cambio de engrasarle una subvención de la Junta que duplicaba esa cantidad. A partir de ahí el caso empezó a adquirir esa jerga técnica que aleja la corrupción de la curiosidad del público entre auditorías, eres, volúmenes de aprovechamientos, pólizas de garantía y otros conceptos para leguleyos.

La brigada judicial, sin embargo, ha sacado el caso de esa retórica fría inyectándole fuego a los titulares con la semántica volcánica de la corrupción. Y los diques de contención ahora parecen Nueva Orleans bajo el Katryna, sin capacidad para resistir la marea del escándalo. En el paisaje moral de una región desarmada por un millón de familias atrapadas en el paro, difícilmente habrá coartadas balsámicas para templar las lecturas cada vez más demoledoras sobre los malos usos de ese fondo (en pesetas, más de ¡cien mil millones!) destinado a subvencionar prejubilaciones de las que se han ido derramando episodios oscuros. Tal vez hace dos o tres años la Junta aún habría tirado de su legendaria maquinaria de propaganda para orquestar un contragolpe o al menos una cortina de humo, pero ahora hay un autismo agónico bajo el síndrome terminal de las encuestas. Y se ha impuesto el miedo a que una comisión parlamentaria acabe en un aquelarre capaz de convocar a todos los fantasmas de los largos años de Chaves.