Un oficial norteamericano destinado en Irak. :: REUTERS
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EE UU quiere acabar con la discriminación a los homosexuales dentro del Ejército

El Pentágono apuesta por anular la ley que impide a los militares 'gays' hacer pública su orientación

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Es hora de sacar a los gays del armario en el Ejército de Estados Unidos, pero Barack Obama quiere hacerlo poco a poco; ya tiene bastantes enemigos entre los conservadores. Así que de momento se ha conformado con abrirles una rendija para que miren hacia fuera y hablen en susurros.

La iniciativa de revisar la controvertida política de Bill Clinton de 'Don't ask, don't tell' (No preguntes, no digas) comenzará por una evaluación de 45 días que seguirá a un estudio de un año, cuyos resultados se presentarán al Congreso para que decida si cambia a o no la actual política. Desde 1993 cerca de 11.000 hombres o mujeres han sido expulsados del Ejército por revelar directamente o a través de terceros sus preferencias homosexuales. Durante este tiempo el Pentágono recurrirá a todos los trucos legales para evitar nuevas medidas disciplinarias, aunque oficialmente no impondrá una moratoria.

«Como quiera que mire este asunto», confesó atormentado el almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor, «no puedo escapar a la angustia de que tenemos en pie una política que obliga a nuestros jóvenes a mentir sobre quiénes son para defender a sus ciudadanos».

«Sería lo correcto»

Era la primera vez que un cargo como el suyo defendía abiertamente la presencia abierta de los gays en las Fuerzas Armadas estadounidenses, que, según el almirante Mullen, «sería lo correcto». Aun así tuvo que confesar a los senadores que «sin subestimar su capacidad de adaptación, en medio de dos guerras tendría algún efecto de perturbar a las Fuerzas Armadas».

Las guerras que se libran a ultramar han resultado ser, en realidad, una ayuda para la causa de los homosexuales estadounidenses. Como reconoció el jefe del Pentágono, Robert Gates, sus hombres combaten mano a mano con los ejércitos de Reino Unido y Canadá, que permiten la libertad de orientación sexual en sus filas, sin que hasta el momento se haya dado ningún caso del conflicto moral que según los conservadores pondría en peligro la efectividad guerrera.