Gente

LA SALVAJE Y EL CARA DE NIÑO

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Jamás animaría a un hombre casado a dejar a su esposa. ¿No ven que mi padre engañó a mi madre? Si yo provocara algo así no me lo perdonaría jamás». Así hablaba Angelina Jolie en 2005, a pocos meses de quedarse embarazada de Brad Pitt, su compañero de rodaje en 'El señor y la señora Smith' y, por aquel entonces, marido de Jennifer Aniston. Pitt y Aniston se separaron poco después y el resto todo el mundo lo conoce.

Lo cierto es que pocos apostaban por ello. Angelina, la típica niña extravagante de Hollywood, es hija de actores y nunca se llevó bien con su padre, el famosísimo John Voight, con quien mantiene una relación de amor-odio. Pitt vino al mundo en la tranquila Oklahoma. De padre camionero y madre secretaria, era un buen chico, con algunas dudas sobre religión, que resolvía en interminables diálogos con su mamá. La salvaje Angelina, que a los 16 años disfrutaba autolesionándose y que más tarde se casaría vestida de cuero negro y con una camisa blanca que llevaba escrito el nombre de su prometido con su propia sangre, tenía en principio muy poco que ver con el aparentemente ejemplar Brad Pitt, de eterna cara de niño y matrimonio perfectamente convencional con la rubia, sana y deportista Aniston. A Jolie, aficionada a los feos de atractivo morboso como su segundo marido, Billy Bob Thornton, no se la suponía interesada en un bellezón como Pitt. Pero lo cierto es que desde que están juntos, él ha cambiado de aspecto más que ella y hasta parece empeñado en librarse de su belleza infantil a cualquier precio: tiñéndose de moreno, luciendo profundas ojeras, poniéndose gorros imposibles, y últimamente dejándose crecer una horrorosa barba de chivo. Ahora sus más fervientes admiradoras rezan por que se deshaga de ella y, de paso, de la cabra loca de Angelina.