TELEVISIÓN Y RADIO

«Quería saber si viéndolo te excitabas»

Samanta Villar pasa 21 días en rodajes de películas porno y hasta hace una escena

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Después de bajar a una mina en Bolivia o ayunar durante tres semanas lo de ponerse a mirar películas 'X' parece casi un regalo. Samanta Villar muestra el lunes en Cuatro -23.45 horas- los entresijos de la industria del porno. Ella misma ha hecho una escena.

-¿Hasta dónde ha llegado?

-Ésa es una de las sorpresas que desvela el reportaje, aunque yo no soy de sexo duro...

-Vestida con tops de cuero... ¿no quería gritar eso de... 'tierra trágame'?

-No, más bien... ¿no tienes una rebequita para ponerme encima?

-Gente practicando sexo y usted mirando, ¿qué sentía?

-Tenía curiosidad por saber si los cámaras se excitaban viéndolo pero no, mientras tanto están hablando del precio del pan. Es más, no te pone nada verlo. El porno es más excitante desde fuera, desde dentro te das cuenta de que es un trabajo normal. Hemos tirado por tierra mitos como la sordidez y el que ganan sueldos millonarios.

-¿Qué límite no traspasaría?

-Cada uno tiene su límite pero todo lo que hago yo es voluntario y eso te da mucha tranquilidad mental. Lo más angustioso es no tener alternativa y no poder salir de la indigencia, de un trastorno alimenticio...

-¿Ha corrido riesgos?

-En la mina sí. Cuando bajamos nos dimos cuenta de que nos estábamos jugando la vida, de que si alguien se resbalaba y se caía no le íbamos a poder sacar. Por eso sólo bajamos dos días.

-¿Quiso marcharse?

-Tuve ganas de irme a casa porque era peligroso, bebíamos agua contaminada, comíamos poco, pasé quince días sin ducharme...

-Pero vuelve...

-Aunque algunas realidades son duras es muy gratificante compartirlo con la gente, para ellos es terapéutico porque hay muchas personas viviendo situaciones angustiosas y necesitan explicarlo.

-Estuvo 21 días apenas sin comer para meterse en la piel de una anoréxica. ¿Pudo llegar a desarrollar un trastorno?

-Nunca me había puesto a régimen pero adelgacé seis kilos y me di cuenta de que me daba pena dejar el ayuno, volver a engordar... y dije ¿cómo puede ser? Antes de hacer el reportaje tenía la sensación de que las anoréxicas eran chicas un poco caprichosas pero cuando estás dentro te das cuenta de que no, de que hay un problema de autoestima, de que el entorno las reafirma cuando pierden kilos y todo el mundo les dice: 'qué guapa estás'... Les sube el ego y se sienten fuertes.

-¿Qué pasa después de 21 días fumando porros?

-Que no he vuelto a fumar. Acabé saturada. Estaba harta de perder el hilo de las conversaciones, de estar cansada... Tenía muchas ganas de despertarme despejada.

-Se involucra a tope. Hasta le imputaron por robo durante una grabación.

-Eso me pilló por sorpresa porque me vi convertida en noticia, pero no por el hecho en sí. Después de convivir con gente cuya vida es un desastre, ¿es un problema tener que pagar una multa? Sobreseyeron mi caso pero en ningún momento me quitó el sueño.

-¿Cómo serán sus próximos 21 días?

-Haremos algo de denuncia social, aunque lo que me gustaría realmente es llevarme a un político a vivir 21 días con indigentes o a un racista a vivir entre sin papeles.