Sociedad

Pinchos, 'catapultas' y otros artilugios

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El muelle de un colchón se convierte tras horas de afilarlo en un estilete mortal. Los pinchos carcelarios son temidos entre los reclusos. Los que acompañan a este texto son reales, parte de los intervenidos en 1992 en el motín protagonizado por 400 presos tras un apagón en la cárcel Modelo de Valencia. Con muy poco, los reclusos idean armas letales. Las gomas utilizadas para las inyecciones en las enfermerías, atadas a los barrotes, se tornan en una especie de catapulta con la que arrojar pedruscos a decenas de kilómetros por hora. Una peseta raspada se convirtió en Carabanchel en la llave perfecta para decenas de puertas y grilletes.