El presidente de EE UU Barack Obama, junto a Paul Volcker, en un encuentro celebrado el jueves en Washington sobre la reforma financiera. :: REUTERS
Economia

España apoya un mayor control bancario

«Esto no se arregla solo», arremete González Páramo contra quienes aseguran que «no conviene aguar la fiesta» con más regulación El sector financiero avala que las penalizaciones se limiten a los receptores de ayudas

MADRID. Actualizado: Guardar
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Como si hablaran con una sola voz, reguladores europeos, autoridades y representantes de las entidades de crédito españolas coincidieron al celebrar las propuestas del presidente estadounidense Barack Obama destinadas a someter a un mayor control al sector financiero, y se manifestaron a favor de su traslación al ámbito europeo. Todos aplaudieron la iniciativa de segregar la banca de inversión de la comercial, entre otras cosas porque en España nunca ha existido el primer tipo con carácter puro.

También se inclinaron por el principio de que se aplique una tasa a las instituciones que han recibido ayudas públicas. De momento, los apoyos a los que han podido acudir bancos y cajas -compra de activos, avales para las emisiones- no se pueden considerar benéficos, ni mucho menos gratuitos, porque los intereses aplicados han engordado las arcas del Estado.

Joaquín Almunia, todavía comisario responsable de Asuntos Económicos, consideró «muy justificadas» las ayudas anunciadas por el presidente Barack Obama para limitar el tamaño de los bancos y sus actividades especulativas. La Unión Europea ya ha emprendido el mismo camino, manifestó, para reconocer a continuación que algunos Estados se muestran más partidarios de la adopción de soluciones nacionales.

El Gobierno español se sumó a esa percepción, desde la idea de que cada país tiene sus particularidades. Al término del Consejo de Ministros de ayer, la vicepresidenta segunda María Teresa Fernández de la Vega consideró lógico que en cada Estado «se apliquen las propias recetas».

Ni un euro

Las organizaciones representativas de bancos y cajas pusieron los puntos sobre las íes. Miguel Martín, presidente de la Asociación Española de Banca, declaró que la tasa penalizadora para los bancos que han recibido ayudas era, por sí sola «apenas un parche» que, si bien podría servir para recuperar el importe invertido por los Estados, no incide en los problemas reales, puesto que no mejora la estabilidad financiera. Martín celebró las propuestas relativas al cambio de modelo de negocio. «Siempre hemos defendido la separación entre banca de inversión y comercial», aseveró.

José Antonio Olavarrieta, director general de la Confederación de Cajas de Ahorro, analizó las propuestas de Obama, y sus secuelas europeas, a la luz de las necesidades futuras del sector en España. Explicó que bancos y cajas nacionales «no han obtenido ni un euro» de los contribuyentes, porque las operaciones de compraventa de activos y los avales emitidos por el Estado se han cobrado su precio, y los intereses embolsados por el Tesoro superan ya los 1.600 millones de euros.

En cuanto al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, al que acudirán algunas cajas para obtener ayudas en sus oportunos procesos de integración, «también se ha diseñado con un esquema de reintegros», observó. La contribución pública se reembolsará con los correspondientes recargos en el plazo de cinco años, o de siete, en el caso de que se solicite una prórroga, de acuerdo con el diseño de este instrumento.

«No se arregla solo»

Muy cauteloso, como corresponde a su condición de vocal del Banco Central Europeo, José Manuel González Páramo optó por esperar a conocer la concreción de los anuncios del Gobierno Obama antes de emitir un juicio. Pero expresó ideas muy claras sobre la necesidad de que Europa se moje con una nueva regulación. «Esto no se arregla solo», dijo, para despejar cuantos alegatos a favor de «no tocar lo que podría no estar roto» o invitaciones a «no aguar la fiesta» que se están produciendo en los últimos tiempos por parte de sectores interesados.

«Hay que dar respuestas a unos fallos que todos somos conscientes de que se han producido», abogó. Tras defender una nueva y más estricta regulación, reconoció que en el ámbito de la Unión Europea se trata de adaptarse a la diversidad de las entidades y de tomar en cuenta que «cualquier tasa» habrá de estar dirigida a los perceptores de las ayudas, y no adoptar un carácter generalizado.

Las tesis de González Páramo juegan a favor de las dos grandes entidades bancarias españolas cuando se trata de analizar el riesgo de las instituciones de mayor tamaño para imponerles mayores exigencias en previsión de futuros contagios.

«Lo que importa es la complejidad, no la dimensión», argumentó, González Páramo. Y celebró que los gigantes BBVA y Santander han llevado a cabo una exitosa diversificación de su activo y pasivo hacia el mundo emergente y también hacia Asia. «Hasta ahora, han resistido muy bien frente a la crisis», afirmó, si bien observó que «no se puede predicar ese modelo» de cara al resto de las entidades europeas, porque reposa en decisiones estratégicas que corresponde adoptar a los equipos directivos.