Moda y política

Durante los años de las Cortes se polarizan muchos de los hábitos, usos y costumbres que se habían consensuado en la ciudad al calor de la emergente Ilustración y su fuerte actividad económica, auspiciada desde su importante puerto comercial. Una de esas costumbres consistía en el extremado valor social de la apariencia externa, especialmente la moda. Así, podía observarse por aquellos años cómo por la vestimenta podían adivinarse las ideas políticas del ciudadano. Vestir a la moda 'española' y castiza de los majos significaba defender las ideas más conservadoras, frente a la moda 'inglesa' o 'francesa', vestidos que servían para exponer las ideas más liberales y modernas. La batalla política, por tanto, también afectaba a la apariencia. Así, las mujeres optaban más por las modas nacionales, es decir, por la basquiña, saya, mantilla y jubón, mientras que los burgueses optaban más por vestir 'a la inglesa', como portadores de las nuevas ideas en torno a la concepción política y pública del ciudadano libre, y como visualización sinónima también de ser liberal o vestir a 'lo filósofo', con fraque blanquecino, pantalón y zapatos.