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Alegoría de la ciudadanía

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Hace escasos días concluyó una exposición en nuestro museo Provincial que se dedicó al nacimiento de la Ciudadanía, una exposición correcta y visualmente interesante excepto por el férreo control de la luz que provocó que a muchos nos volviera a aumentar las dioptrías.

Esta muestra nos ha venido bien para situarnos, porque en estos artículos donde estamos describiendo a nuestro monumento a la Cortes vamos a tratar de una de las alegorías que sin lugar a dudas es la que encaja de forma más certera con ese perfil de ciudad tolerante y constitucional, por lo menos en esos años en la que nuestra ciudad fue Cortes de las Españas en ambos mundos.

Como siempre al describir al monumento hacemos de turista y vemos mirando al frente, en el comienzo del brazo derecho, un grupo escultórico, al cual solo lo vemos por un lado. Hay que rodear parte del monumento para observarlo entero con todos sus detalles. Y es que las prisas casi siempre nos impiden ver fragmentos que nos ayudan a entender lo que estamos contemplando.

Este grupo nos está representando a la Ciudadanía, que reflejando a las distintas clases sociales todas parten al unísono para la guerra a luchar por su libertad e independencia. Para determinados autores es una composición que bebe de los ideales de la Revolución Francesa que estuvo en la mente de nuestros diputados.

Nos centramos en dos figuras: una la vemos mejor sobre todo en el lado principal y luego dando ese rodeo de frente es una figura femenina, con una actitud decidida y valiente, con su cabello suelto dando más aire de rebeldía, sujeta las riendas del caballo como agarrando las riendas de una nación que quiere libertad, guiándola hacia ese objetivo.

La otra figura es la que está montada sobre el caballo: una escultura masculina erguida y vestida con cosaca, en actitud serena pero también resuelta, decidida a liderar al grupo de hombres, mujeres y niños para alcanzar sus ideales.