Editorial

Propuesta de pacto

El Gobierno debe valorar la iniciativa para ampliar a tres los cursos de Bachillerato

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La 'propuesta para la reforma y mejora de la educación', que la dirección del Partido Popular presentó ayer en Toledo, constituye una aportación de interés y un indudable avance de cara al establecimiento de un pacto de Estado en la materia. Las reservas mostradas por el portavoz parlamentario socialista, José Antonio Alonso, haciendo públicas sus dudas sobre si en realidad el PP desea alcanzar ese pacto o pretende todo lo contrario, no pueden sostenerse con la lectura del documento de los populares. Al margen de la severidad que el partido de Rajoy muestra al seguir imputando a la LOGSE todas las carencias de nuestro sistema de enseñanza y, especialmente, ese 30% de fracaso y abandono prematuro que deja a España a la cola de los resultados educativos en Europa, sería impensable que el Gobierno y el primer partido de la oposición no llegasen a un acuerdo de fondo. No sólo porque la propuesta del PP hace suyos los avances que están experimentando las distintas comunidades de cara a una enseñanza de mayor calidad; también porque los socialistas son perfectamente conscientes de las fallas que presenta el sistema en cuanto a la valoración que requerirían el esfuerzo y el rendimiento de los alumnos. En cualquier caso, el imprescindible pacto político que garantice la mayor estabilidad en contenidos y métodos para el sistema educativo deberá ser fruto de la ponderación y la mesura, tanto a la hora de identificar las causas de los problemas que aquejan a la enseñanza como al prever la efectividad de sus posibles soluciones. Los dos grandes partidos, los ejecutivos autonómicos y los actores de la comunidad educativa tienen el desafío ineludible de aplicar un amplio contenido común de conocimientos y destrezas haciéndolo compatible con la riqueza metodológica que aporte la autonomía de los centros. Del mismo modo, conviene recordar que más relevantes que las diferencias que puedan darse entre autonomías y entre centros, a la hora de evaluar sus resultados, pesan las diferencias que se manifiestan en cada aula. En este sentido, la ampliación de dos a tres de los cursos de Bachillerato, propuesta por el PP, debería ser tomada muy en serio por el Gobierno, porque adelantaría a los 15 años tanto el aprendizaje de contenidos específicos y la opción personal por unas u otras materias, como la calificación pormenorizada del rendimiento de cada alumno.