PAN Y CIRCO

CAMBIO CLIMÁTICO

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Tengo la impresión de que el fichaje de Víctor Espárrago, además de determinar un cambio de ese desapacible clima social que, desde el comienzo de esta temporada, respiraba la afición cadista, puede marcar un saludable punto de inflexión en la trayectoria del equipo amarillo. Que el Cádiz estaba enfermo lo sabíamos desde hace ya varios años. Todos coincidíamos en reconocer este hecho visible y palpable, pero también todos discrepábamos en el diagnóstico y, por lo tanto, en el tratamiento. Los aficionados, los técnicos, los directivos y, por supuesto, los críticos advertíamos que el club amarillo sufría unas patologías que debían ser tratadas no sólo con fármacos intensivos sino también con una cirugía agresiva. Por eso la contratación del técnico uruguayo Víctor Espárrago, además de abrirnos de par en par las puertas a la esperanza de una recuperación, ha obrado el milagro de la unanimidad. Quizás en estos momentos lo más aconsejable sería que domináramos las prisas y que dejáramos transcurrir el tiempo para comprobar el acierto de esta contratación. Es necesario que, para lograr esas metas, dominemos la impaciencia y evitemos los temores excesivos. Si adoptamos una actitud realista y reconocemos que este trayecto exige su tiempo, cuando las dificultades nos aquejen, evitaremos de esta forma la inquietud, el nerviosismo y la precipitación. Si en estos momentos mostramos serenidad, afrontaremos mejor las realidades inexorables que, como el viento, la lluvia y el frío o el calor, son ineludibles. La serenidad en la espera nos hará mantener un estado de ánimo apacible y sosegado aún en las circunstancias más adversas, para que, sin exaltarnos ni deprimirnos, sin engrandecer ni minimizar los problemas, encontremos las soluciones adecuadas tras una reflexión detenida y cuidadosa.