Triunfo agónico para el Almería

Ganar y merecer, por ese orden, eran los objetivos expresados por Juanma Lillo, pero sobre todo lo primero. No eran otras las pretensiones, tal y como estaba la situación antes del comienzo del partido y tal y como sigue, porque sólo se ha ganado una batalla. Aún quedan muchas más para ganar la guerra. Al Almería la suerte, que fue esquiva muchas jornadas, apareció en el Estadio de los Juegos Mediterráneos disfrazada con el número 10 cuando el partido tocaba a su fin y la antepenúltima posición -la primera que marca el descenso- abrazaba ya, por primera vez en su historia, al conjunto almeriense. Ortiz Bernal sacó a relucir su calidad en el minuto 88 para obrar el milagro de ver al Almería ganar un partido, después de cinco jornadas en las que sólo sumó un punto.