Tribuna

Volando voy, volando vengo

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El ir y venir hace que el tiempo pase. Los Gipsy Kings con el simple ruido de sus guitarras y palmas, hacen que el tiempo se pare cuando la rumba suena. Una de ellas dice «volando voy, volando vengo, por el camino yo me entretengo». De tantos avatares que no horas de vuelo el avión ha terminado por caerse y de tantos obstáculos en el camino, en apariencia allanados, no sé si el presidente de la patronal continuará caminando.

Las circunstancias adversas que inciden negativamente en la cuenta de pérdidas y ganancias y en el balance de las empresas es algo consustancial al desenvolvimiento de la misma en el mercado. Por lo tanto, en absoluto puede y debe ser el problema de truncar el camino del Sr Díaz Ferrán al frente de los empresarios. Por ello, la decisión debiera ser personal y sopesar el coste de oportunidad que le va a exigir dedicar tiempo y esfuerzo a dirigir la CEOE en una situación como la que están padeciendo sus empresas.

Otro cantar, distinto del de los reyes gitanos de la rumba, es cuando los intereses de alguien dependen directamente de la acción del gobierno y al unísono representa al empresariado. Aquí y ahora hay una colisión de intereses que exige cesar 'motu proprio' en el cargo. Eso ocurrió al poco de tiempo del nombramiento del actual presidente de la patronal española, con ocasión de la expropiación o expolio por el gobierno argentino de Aerolíneas argentinas, propiedad del grupo Marsans, y por lo tanto de Díaz Ferrán. Éste necesitaba el total apoyo de Moncloa para no perder 400 millones de euros. La caterva de amigos suramericanos que tiene el presidente del Gobierno en tan querido y hermano continente, hace que una más de ellos, la señora Fernández, no de la Vega, sino de Kirchner, tenía al presidente de CEOE hasta los mismísimos vuelos, los de sus aviones que surcaban la Pampa y la Patagonia. Deslindar sus intereses personales como empresario con los de presidente de los empresarios es tarea realmente imposible. Si no, ¿por qué se resistió como si le fuera la vida en ello, al igual que ZP y los sindicatos, a calificar la situación de crisis, cuando era conocido por todos lo que ya era una realidad palpable? La falta de respuestas claras y contundentes de la confederación empresarial desde los atisbos de la actual situación económica, la deslegitimaron a la vez que hizo que ésta perdiera parte de su razón de ser. La otra parte la perdió definitivamente cuando propuso un paréntesis en la aplicación de las reglas de la economía de mercado, como sí la solución a los problemas que se ciernen sobre todos pasaran por más Estado y más intervencionismo, en lugar de un Estado de dimensión justa, a la vez que fuerte, que exija el cumplimiento de las reglas que deben imperar en una economía de mercado y que se sintetizan en una, la transparencia del mismo. La polémica ha perseguido al señor Díaz Ferrán desde que tomó las riendas de la patronal y comenzó a volar alto. Varias fueron las razones porque varios han sido los frentes abiertos:

Primero: 'CEOE vs Cámaras de Comercio'. Con el nombramiento de Díaz Ferrán se resucitó una vez más el sempitérnico enfrentamiento que mantienen desde antaño ambas instituciones sobre la legitimidad de la representatividad de los empresarios. Dicha pugna se suscitó en diciembre de 2007 porque la Confederación de Cámaras presentó a los partidos políticos sus propuestas para mejorar la competitividad de la economía española con ocasión de las elecciones generales a celebrar en marzo de 2008. El Tribunal Constitucional en Sentencia 225/2006, de 17 de julio, determinó la adscripción obligatoria del empresariado a las Cámaras, lo que conlleva inevitablemente el pago de la cuota del recargo cameral permanente, que adopta de esta forma su consideración de ingreso público, aplicándosele los beneficios recaudatorios correspondientes. Es decir, una institución de raigambre en España que en ocasiona invade parcela de representatividad de la otra. Amén del gasto que para el empresariado supone, no siempre justificado, a pesar de la Sentencia invocada.

Segundo: 'Falta de sintonía entre la COEO y la CEPYME'. Externamente parece tener carácter personal, lo que se traduce en una lucha entre Gerardo Díaz Ferrán y Jesús Bárcena, una fratricida contienda al estilo 'Kramer contra Kramer'. Pienso que esas disensiones se sustentan en una real contienda personal, amén de intereses contradictorios entre ambas organizaciones. Todo ello es debido al caduco y trasnochado «condición del más representativo» para acceder a la representatividad en un modelo de representación institucional, susceptible de reforma y mejora, porque el actual no funciona convenientemente. Sólo un ejemplo, los intereses de las grandes empresas y los de las pequeñas y medianas empresas en la negociación colectiva, se encuentran en las antípodas, no siendo susceptibles de conciliar.

Tercero. 'La limpieza interna del anterior stablishman'. Éste, que había convivido en la patronal desde sus orígenes, concentró la auténtica batalla por el poder en los primeros momentos de mandato del patrón de patronos. Se dio entonces una gran paradoja a la par que una gran contradicción. Mientras los empresarios ya reclamaban por aquel entonces la flexibilidad y la liberalización del despido, el presidente de la patronal se vio obligado a recurrir a los propios estatutos de su organización para poder «deshacerse» de uno de los baluartes del anterior equipo y hombre de confianza del señor Cuevas. Así es que el señor Jiménez Aguilar, secretario General, en un ataque de calentura presenta su dimisión y una vez en frío, casi gélido, rectifica y dice que lo despidan. Bueno, el pase del calor al frío suponía la cifra de 1,8 millones de euros. Pero yo me pregunto, ¿hay algo más contrario a la eficacia empresarial que el que manda en una organización no pueda ni diseñar su propio equipo de confianza, que adoptará las decisiones del día a día? ¿Hay algo más absurdo que para romper un nexo contractual basado en la absoluta confianza haya que reunir al órgano de gobierno y no ser una decisión de quien debe otorgar o quitar la confianza, a la sazón, el presidente?

En fin, cada uno que saque sus conclusiones. Pero un inciso, la patronal más representativa, al igual que los sindicatos con esa condición, en tanto se financian con ingentes cantidades de fondos públicos deben aceptar de buen agrado las críticas de los contribuyentes, ¿no?