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Italia inicia el 'puente de los sueños'

Comienzan las obras del viaducto que unirá la península y Sicilia

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Colosal en todos sus números. Tendrá una longitud de 3.690 metros, una anchura de 60 metros que permitirá acoger diez carriles de circulación para automóviles y trenes con un tráfico estimado de 6.000 vehículos diarios y estará sustentado por dos torres de 383 metros de altura. Todo ello con un coste de algo más de 6.000 millones de euros, que darán trabajo a 40.000 personas.

El mayor puente en suspensión del mundo unirá supuestamente dentro de seis años la península itálica con la isla de Sicilia después de que ayer se pusiera la primera piedra en ausencia de su impulsor, Silvio Berlusconi, convaleciente todavía de la agresión que sufrió en Milán la pasada semana o camino ya de una clínica de Suiza para la oportuna operación de cirugía estética.

El proyecto, nacido en 1971 y unido a la polémica desde sus primeros pasos, parece que esta vez sí se pondrá en marcha, aunque asegurar algo parecido en Italia es toda una aventura. Megalomanía censurable para unos, atentado ecológico para otros por su impacto paisajístico, reflejo del delirio del 'césar' Berlusconi para la oposición y elemento integrador y motor turístico para el Gobierno, lo único cierto es que supondrá un reto para la técnica en una zona de gran dificultad orográfica con altos riesgos sísmicos y azotada constantemente por fuertes vientos. En este sentido, WWF refresca la memoria sobre el terremoto de 1908 en el estrecho, que costó 80.000 vidas.

Un plan de los emperadores

«No será una catedral en el desierto», dijo ayer Altero Mattioli, ministro de Infraestructuras. La oposición le contestó que la ceremonia era una mentira porque, todavía, ni siquiera existe un plan factible de construcción y los lugareños le recordaron que, a la hora de las prioridades, había que contemplar que en Sicilia existen aún pueblos que carecen de agua corriente.

Sea cual sea la verdad, Berlusconi reactiva así un plan originario de los emperadores romanos que se convirtió en su bandera durante su segunda etapa en el poder (2001-2006) y que, sin embargo, tuvo que aplazar por falta de apoyos para dormir hasta ahora en el cajón de las utopías desde la legislatura de Romano Prodi. El primer ministro conservador recurre a los fondos estatales destinados a luchar contra la crisis para unir definitivamente las ciudades de Reggio Calabria y Messina. Los 1.300 millones de euros destinados inicialmente servirán sólo para desviar una línea ferroviaria que estorbaba. El resto del dinero llegará posteriormente y con regularidad, asegura el Ejecutivo.

Aunque las obras del 'puente de los sueños', como lo ha bautizado el Ejecutivo, se han adjudicado a un consorcio internacional encabezado por la firma transalpina Impregilo en el que participa la constructora española Sacyr Vallehermoso, se teme que las mafias locales 'Ndrangheta (Calabria) y Cosa Nostra (Sicilia) también saquen su tajada. Las apuestan circulan ya.

Como también se vaticina que jamás se construirá o se quedará a medio hacer, en una utopía. Lo que sí parece garantizado es que no entrará en funcionamiento en 2016, como se planea.