MUNDO

Un enemigo difícil de combatir

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En Cuba los horarios comerciales dependen generalmente de la disposición de los empleados. Entrar en una tienda media hora antes del cierre implica ser recibido con caras largas. En el peor de los casos los dependientes dicen que «está cerrado». «Estamos cuadrando la caja», como espetó ayer una joven recepcionista de la empresa mixta DHL a una periodista cuando faltaban 15 minutos para las 19.00 horas, cierre oficial del comercio. Sin embargo, la justificación más extendida es que el negocio no es suyo y cobran igual trabajando bien que trabajando mal.