El perfil: Tiene entre 14 y 15 años y es de una familia desestructurada

La mayoría de las ocasiones son los propios padres los que recurren a la Administración o a la Fiscalía para que se hagan cargo de sus hijos. Su comportamiento agresivo, sus faltas de respeto permanentes a la autoridad de los progenitores y el riesgo de que el joven termine en un centro de reforma por cometer algún delito lleva al adulto a pedir ayuda. Otras veces son los Servicios Sociales los que intervienen de oficio.

Este adolescente responde al perfil de un menor de entre 14 y 15 años y suele proceder de una familia desestructurada. Como indican desde la Fiscalía no es raro encontrar antecedentes de malos tratos en el seno familiar o las consecuencias de una separación matrimonial traumática. Estos son algunos detonantes de los trastornos de la conducta; unas alteraciones en el comportamiento que están en auge y que llevan a estos adolescentes a estar ingresados entre 14 meses y dos años. Durante ese tiempo, la Junta asume su tutela tras suspender cautelarmente la patria potestad de sus padres.

El presidente de Márgenes y Vínculos, Francisco Mena, negó por completo las acusaciones que Amnistía vierte contra las instalaciones que gestionan en Benalup. «Es una lástima que por el testimonio de un chico, se eche por tierra el trabajo de la fundación y que haya sido una ONG de tanto prestigio como Amnistía la que realice ese estudio». Mena invitó «a cualquiera a que se pase por el centro y compruebe con sus propios ojos cómo se educa a esos chicos. Las puertas están siempre abiertas y nos sometemos al escrutinio de cualquiera».

El presidente de Márgenes y Vínculo también advierte del aumento de casos, «frutos de un modelo educativo que está fracasando en el seno de las familias». Y pone como ejemplo a un chico «que consumía cocaína desde los 14 años y con 16 comenzó a trabajar en la construcción. Ganaba 2.500 euros al mes, pero su madre le pagaba la letra del coche. Él se gastaba 60 euros diarios en droga». Ahora, está en tratamiento.