Traumas adolescentes

Ahora todas las miradas se posan en Nicole Kidman a su paso, pero cuando era adolescente a la que le tocaba mirar era a ella. La actriz fue una chavala acomplejada por su altura. Medir 1,80 a su edad está muy bien, pero a los 13 es un auténtico fastidio. Confiesa Kidman que esos años fueron «horribles». Siempre destacaba pero para mal. «No le gustaba a ningún chico, fue algo muy duro». Así, mientras las compañeras de su clase «tonteaban» con los chavales, a Nicole no le quedaba otra que «quedarse a mirar», verde de envidia. Teme Nicole que a su hija, la pequeña Sunday Rose, le pase lo mismo que a ella. «Se parece mucho a su padre, pero ha salido a mí en la altura». Aunque sólo tiene un año largo «ya sobresale por el tamaño entre el resto de bebés de su edad». Pero ahí estará su madre, quitándole tonterías de la cabeza desde las alturas de los tacones que luce hoy sin complejos y que le acercan casi a los dos metros.

Otra que tampoco se veía bien de adolescente era Mariah Carey. Bien que le habrían venido a ella esos centímetros que le sobraban a Nicole Kidman. El problema de Carey era que tenía una capacidad asombrosa para sacarse defectos. «Siempre he tenido poca autoestima. Cuando tenía 12 años, un chico me dijo que me quedaban bien las mallas que llevaba puestas, y a partir de entonces siempre me ponía mallas». Hoy su autoestima ha mejorado pero por si acaso sigue usando mallas.

Más traumas adolescentes, el de Susan Boyle. «Se burlaban de mí en la escuela y el acoso psicológico deja una cicatriz que puede acabar en ira», asegura la cantante, de 47 años. Boyle, que se reconoce una mujer «depresiva», ha desvelado que tiene problemas de aprendizaje porque le faltó oxígeno al nacer.