Una de las organizaciones utilizaba como tapadera la peña taurina Paco Alba de Barbate. :: r. ríos
Ciudadanos

La Audiencia juzga a dos bandas de narcos de Barbate y a sus proveedores colombianos

Veinte personas, arrestadas a finales de 2006, se sientan hoy en el banquillo y se enfrentan a penas de hasta 16 años de prisión

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Los miembros de tres bandas de narcotraficantes, dos radicadas en Barbate y una de origen colombiano, se sientan hoy en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Cádiz, tres años después de que la Guardia Civil las desmantelasen en una misma macro operación, llevada a cabo a finales de 2006 en la comarca de la Janda. En total, 22 personas fueron entonces detenidas por los agentes del Instituto Armado, aunque sólo 20 de ellas serán juzgadas, acusadas por delitos contra la salud pública.

La barra del bar de la peña taurina Paco Alba, situada en la pedanía de Zahara de los Atunes, ocultaba los negocios sucios de una de estas tres organizaciones: la familia de los Verdugo, un clan barbateño en el que todos sus miembros están acusados en esta causa por la venta de hachís y cocaína. El cabeza de familia, Diego A. V. G, era también cabecilla de la banda y quien distribuía supuestamente la mercancía en la peña taurina; la madre, Isabel G. G, custodiaba supuestamente la droga en la casa familiar; y sus tres hijas (una de ellas menor de edad) les ayudaban a ocultarla. También están implicados una sobrina del matrimonio y su marido, que se dedicaban igualmente a guardar la droga.

La segunda organización en caer estaba liderada por otros dos vecinos de Barbate: Jorge R. L. (de 29 años) y Francisco G. T. (de 44 años), que comandaban una red dedicada en exclusiva a distribuir cocaína en diferentes localidades de la comarca (Conil, Barbate y Vejer). También en este caso, los camellos contactaban a sus clientes en un bar barbateño, El Taponazo, aunque la mayoría de las operaciones las realizaban por encargo a través de teléfono. La organización habría amasado una importante fortuna a costa de la droga. No en vano, Francisco G. G. (de profesión, albañil) era dueño de una mansión de lujo llamada Villa Alforjita, en la que se hallaron 45.000 euros en metálico que la Fiscalía atribuye al negocio de la cocaína.

A diferencia de las anteriores, la tercera pata de esta red de bandas tenía su origen fuera de Barbate, aunque sus integrantes -de origen colombiano y boliviano- se dedicaban a proveer de cocaína a los dos grupos barbateños. La mayoría de los acusados (seis en total) fueron detenidos en la provincia de Cádiz cuando trasladaban la droga. Al mando de esta organización estaba Javier A. M, también de origen colombiano y en situación legal en España, que también se sentará hoy ante el tribunal gaditano.

Un grupo de sicarios

Este grupo era, según el fiscal, extremadamente peligroso y no dudaba en recurrir a la violencia con sus propios socios. No en vano, uno de los colombianos detenidos era un sicario, que acudió a Cádiz a cobrar a punta de pistola, una deuda contraída por el clan de los Verdugo. Un ajuste de cuentas que, por fortuna, pudo ser arrestado a tiempo por la Guardia Civil.

La Fiscalía pide para los veinte acusados penas muy diferentes, que van desde los 17 y 16 años de cárcel para los cabecillas de las tres bandas, a un mínimo de 6 años para algunos de los supuestos camellos. Aunque la mayoría se enfrenta a los 11 años de prisión.