Antonio y Carmela, conocidos como los amigos rurales, son de Fuente de Piedra (Málaga). :: CUATRO
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«No somos paletos»

Pekín Express. Los ganadores, Carmela y Antonio, reivindican el mundo rural y dan las claves del éxito de su aventura

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Recorrieron tres países en 45 días, desde Pekín a Bombay, y volvieron con siete kilos menos y con 35.000 euros más en los bolsillos. Carmela y Antonio (los amigos rurales, como les llamaban en el programa) se convirtieron en los ganadores de la segunda edición de 'Pekín Express' contra pronóstico. Fran y Merino, los policías de Coslada, eran los favoritos. Con una mejor condición física, listos y hablando un inglés más que decente, tenían todo a su favor; pero estos malagueños de Fuente de Piedra, mayores que sus rivales, igual de inteligentes y con unos conocimientos elementales del latín del siglo XX (según Umberto Eco) dieron la campanada y vencieron en la última prueba disputada en la ciudad india para regocijo de la audiencia, que en la web de Cuatro apoyó de forma clara a esta divertida pareja. Además, el programa tuvo éxito en la dura noche dominical: un 10,8% de media (1,8 millones de espectadores) con un pico de un 14%.

La receta de la victoria tiene dos ingredientes fundamentales, según Antonio: suerte y constancia. Carmela mira a su compañero y niega la primera. «Suerte, suerte creo que no. También influyó mucho nuestra actitud, Antonio». El otro asiente con la cabeza, sin dejarse convencer del todo. Los dos amigos, ex novios y ahora en estado sentimental desconocido (se negaron a señalar si habían vuelto, como esperan sus miles de fans en Internet), sólo tenían un objetivo cuando comenzó el programa en Pekín: «No queríamos llegar los últimos para poder seguir viendo cosas. Queríamos disfrutar de todo esto». Ello hizo que midieran mucho sus fuerzas. La ley del mínimo esfuerzo. De esta manera, superaron sin apuros las seis primeras etapas que transcurrieron por China y acabaron en Hong Kong. Tardaron 17 días en hacer más de 4.500 kilómetros. Después, Nepal. Dos etapas y 679 kilómetros. A continuación India, el punto de inflexión.

Cambio de actitud

«Cuando quedábamos cuatro parejas, vi que podíamos ganar». Carmela lo tiene claro. Su táctica de ir poco a poco y «de divertirse mucho» estaba funcionando, a pesar de que los problemas empezaban a surgir. «La etapa del desierto. Me dejó tieso y el burro no quería llevar la mochila ni 'na'», recuerda Antonio, que las pasó «puñetas» en el desierto del Rajastán, entre Jaisalmer y Palanpur. Además de las complicaciones propias de la etapa, el hostelero confesó que dos semanas antes de comenzar 'Pekín Express' se había operado del menisco y que mintió en la solicitud.

«Bueno, también dicen que somos paletos y no es así. Hemos viajado a otros países y venimos a Madrid de vez en cuando», se defiende Antonio. «A mí no me molesta que nos digan catetos. Los rústicos al poder», apunta entre risas. Carmela, en cambio, no se quita de la mente la entrada en India. «El calor, la pobreza, los niños...».

Llegaron a Vadodara, penúltima etapa, donde los Juanes fueron eliminados. «Los hubiera preferido en la final antes que los Merino», comenta el hostelero, con una sonrisa de oreja a oreja.

Además de ganar 35.000 euros («menos lo que nos quite Hacienda», precisan) hicieron amigos y ya tienen proyectos de futuro. «Si sale bien, nos vamos con los Merino a Vietnam. Ya veremos», comenta Carmela.