Los tentáculos del producto 'milagroso'

Primero fue Neovit-3000; luego Fenugen 21 y Bio Fot Complex, más tarde IME... Se trata de distintos collares para un mismo perro: la teoría del Acobiomol se ha multiplicado y revestido con diversos ropajes desde que en 1996 sus impulsores, los supuestos biólogos Juan Manuel Acosta y Luis Andrades, hicieran al mundo el inmenso favor de dar a conocer este producto 'milagro' que todo lo cura.

Desde patologías degenerativas, crónicas y terminales, hasta enfermedades de árboles como el olivo o la encina, sin obviar su utilización para la cosmética, las propiedades del invento parecían no tener fin y como se dice popularmente valían lo mismo para un roto que para un 'descosío'. En pocos años, la comercialización del Acobiomol subió como la espuma y sus dos grandes artífices se hicieron de oro hasta que los múltiples damnificados pusieron los resultados de tamaño engaño en manos de los tribunales.

Aunque aún no se ha celebrado el juicio, pospuesto para el mes de marzo ante la incomparecencia de Acosta en la vista señalada originalmente, todo apunta a que a ambos y a los tres colaboradores imputados les saldrá muy caro el jugar a superhéroes aprovechando el sufrimiento ajeno para sacar beneficio. Sin embargo, no hay que perder de vista que en esta puesta en escena han tomado parte diversos actores a los que a buen seguro los tentáculos de la presunta estafa acabarán alcanzando.

Así, el siguiente en la lista es Héctor Martínez Morell, el joven emprendedor y cabeza visible del Grupo Morell de cuya empresa se ha valido Andrades en los últimos tiempos para seguir vendiendo el producto como fertilizante. Hasta hace unos días, la página web de la firma recomendaba el Bio Fot Complex en su aplicación en la biofertilización y desinsectación de los campos, pero curiosamente apenas un día después de que se publicara la noticia del juicio desapareció toda información relativa a ello.

¿Víctima?

La versión de Morell salió a la luz al poco tiempo. El empresario se presentó como una víctima más de las andanzas de Andrades, hasta el punto de que amenazó con demandarle por una presunta estafa con la que éste pudo haber cobrado 20.000 euros. El joven emprendió una campaña de lavado de imagen e incluso intentó contratar al mismo letrado que ejerce la acusación particular de algunos de los afectados para que tramitara su querella.

Una oferta que fue rechazada por el abogado, dadas las posibles incompatibilidades que pudiese provocar esta defensa en un futuro. Sin embargo, este medio ha podido saber que son muchas las contradicciones en las que ha incurrido Morell. De entrada, asegura que su relación contractual con el acusado se limita al periodo de enero a julio del año presente, cuando hay otras informaciones que apuntan a que su colaboración se inició en 2008 y que incluso el producto se ha estado comercializando prácticamente hasta la fecha.

Un tratamiento, por cierto, que se vendía al precio de siete euros por litro, por lo que cada venta suponía toda una bicoca si se tiene en cuenta que el pedido mínimo asciende a 200 litros. Además, desde la empresa aseguraron que el producto estuvo siendo utilizado por la Junta de Andalucía durante diez años, algo que no ha podido ser comprobado.

Por si no fueran bastantes en discordia, fuentes de solvencia han confirmado que también otros dos colaboradores de Andrades podrían estar siendo investigados: Francisco Galiot, distribuidor del Acobiomol en Córdoba y Antonio Villalba, distribuidor en Utrera, que vendieron el producto hace sólo dos semanas para el dolor de pies, entre otras cosas.

En lo que respecta a los artífices de todo este entramado, mientras que Acosta está internado en la cárcel de La Palma, en Tenerife, Andrades se encuentra en libertad provisional, a la espera de que se celebre el juicio.

Su situación podría dar un giro de 180 grados si la Audiencia provincial decide llevar a término la petición de la acusación particular de ordenar su ingreso en prisión y el embargo de todos sus bienes, a raíz de las informaciones que se están conociendo. Una decisión sobre la que tendrá que pronunciarse en los próximos días.