ESPAÑA

Un vía crucis interminable

El paro y la certeza de que no se creará empleo hasta que España crezca al 2% supone la estación de penitencia más difícil

MADRID. Actualizado: Guardar
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Cuando en julio de 2006 el semanario 'The Economist' tituló aquello de «¡Viva Zapatero!: Una inesperada historia de éxito en Madrid», el presidente del Gobierno no podía imaginar lo que le aguardaba año y medio después. Eran tiempos felices en los que navegaba con el viento de popa, con los tipos de interés más bajos de la historia y elevado a la categoría de icono popular por su empeño en sacar adelante leyes como la legalización del matrimonio gay o la de memoria histórica. Desde el país de Tony Blair llegaban comentarios de este tipo: Zapatero es «el líder europeo más popular y afianzado en casa».

Pero ese mundo maravilloso, esa «Arcadia feliz», como le reprochó después Rajoy, se convirtió en un vía crucis interminable al estallar la crisis y, sobre todo, la burbuja inmobiliaria. Zapatero aguantó, negó los malos datos hasta la extenuación, ganó las elecciones y se vio envuelto en la mayor tempestad económica que se recuerda.

La recesión irrefrenable de España, la falta de medidas estructurales para combatirla y su resistencia a afrontar la realidad menguó el prestigio internacional de entonces. Y sus intentos por recuperarlo siempre se han visto empañados no sólo por la falta de decisiones acertadas contra la crisis. Su viaje a Estambul para participar en el II Foro de la Alianza de las Civilizaciones era considerado un respiro en medio de la tempestad, pero su mediático encuentro con Obama quedó eclipsado por la filtración desde su propio partido de la crisis de Gobierno que llevó a Manuel Chaves a una de sus vicepresidencias. Y en la reunión del G-20 del pasado mes de septiembre, su nueva cita con Obama quedó en un segundo plano por la polémica difusión de la fotografía de sus hijas con el matrimonio Obama.

El galopante desempleo, la recesión, la dependencia aún de un sector malherido como la construcción y la certeza de que sólo se podrá crear empleo hasta que España crezca a un ritmo del 2 % y de que aún falta mucho tiempo para ello coloca al presidente Zapatero en la más compleja estación de penitencia. Seis meses de respiro y la confianza de que la recuperación económica mundial despeje los nubarrones, calme las aguas y permita al Gobierno enderezar el rumbo con escalas técnicas en las elecciones catalanas de 2010, la municipales y autonómicas de 2011 y en las generales de 2012.