ESPAÑA

Pecado, confesión y penitencia

La prelados subrayan que los parlamentarios que apoyaron la reforma deben pedir la absolución si quieren seguir comulgando Los obispos exigen «arrepentimiento» a los católicos que votaron 'sí' al aborto

MADRID. Actualizado: Guardar
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La jerarquía eclesiástica se ratificó ayer en su postura de que los políticos católicos que aboguen por la reforma de la ley del aborto y le presten su respaldo parlamentario deben arrepentirse públicamente. Para el Episcopado, los parlamentarios que apoyen la iniciativa gubernamental deben confesarse y recibir la absolución si quieren seguir seguir comulgando. La cúpula católica reacciona de esta manera a la aprobación el jueves en el Congreso del proyecto de ley patrocinado por la ministra de Igualdad, Bibiana Aído. Con la reforma en ciernes las mujeres podrán abortar de forma libre en las 14 primeras semanas de gestación.

Al término de la 94ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, los obispos recordaron la doctrina de la Iglesia. En lo que se considera un aviso a navegantes, los prelados interpelaron a los políticos católicos para que prediquen con el ejemplo. Si se rebelan y no acatan el magisterio de la Iglesia en esta materia se colocan en una «situación objetiva de pecado». «Nadie que atienda a los imperativos de la recta razón puede aprobar ni dar su voto a este proyecto de ley», subrayaron los prelados.

El portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, fue claro al exponer el anatema. Mientras dure la insumisión al credo en esta materia, los políticos católicos «no podrán ser admitidos a la sagrada comunión». Martínez Camino subrayó que los parlamentarios que avalen la nueva ley no sólo se oponen a la moral cristiana, sino que dan la espalda «a la tutela jurídica del derecho a la vida del ser humano inocente».

El prelado resaltó que la prohibición de recibir la comunión por este motivo «no supone ninguna novedad». Aseveró el portavoz que los obispos sólo se han limitado a recordar la doctrina de la Iglesia «en todo el mundo», ya que no se trata de una posición específica para España. «Resulta extraña la sorpresa respecto a la Iglesia» en este sentido, dijo. Cuando se le interpeló sobre cómo se puede impedir comulgar a los políticos que hayan respaldado la ley del aborto, se limitó a sugerir que «los sacerdotes saben lo que tienen que hacer».

«Serio retroceso»

La Asamblea Plenaria insistió en que el proyecto de ley, ahora en trámite parlamentario, «constituye un serio retroceso respecto de la actual legislación despenalizadora, ya de por sí injusta». «Los católicos -indicaron los prelados- estamos por el 'sí' a la vida de los seres humanos inocentes e indefensos que tienen derecho a nacer; por el 'sí' a una adecuada educación afectivo-sexual que capacite para el amor verdadero; por el 'sí' a la mujer gestante, que ha de ser eficazmente apoyada en su derecho a la maternidad; y por el 'sí' a leyes justas que favorezcan el bien común».

Martínez Camino incidió en que «hay distintos modos de estar en contradicción con la doctrina de la Iglesia, unos de mayor relevancia y otros de menor relevancia». Acto seguido, agregó que «quitar la vida a un ser humano inocente es un pecado gravísimo». «Todos los pecados son detestables, pero hay unos de mayor gravedad y otros de menor gravedad», señaló. Aludía así Camino a una carta de Joseph Ratzinger, fechada en 2004, cuando era prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe.

En la misiva, enviada por el entonces cardenal Ratzinger al, a la sazón, presidente de la Conferencia Episcopal de EE UU, el primero indicaba que «no todos los asuntos morales tienen el mismo peso moral que el aborto o la eutanasia». Así, Ratzinger indicaba que «puede haber una legítima diversidad de opinión entre católicos respecto de ir a la guerra y aplicar la pena de muerte, pero no, sin embargo, respecto del aborto y la eutanasia».