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Una decisión adoptada contra la directiva de la OTAN

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El 4 de septiembre Alemania estaba inmersa en la batalla electoral más apacible de su historia, cuando fue sacudida por una noticia de Afganistán. El coronel Georg Klein, a cargo del contingente germano en Kunduz, había ordenado un ataque aéreo para destruir dos camiones cisterna capturados por los talibanes en la región de Kunduz.

El coronel Klein temía que el convoy cargado de gasolina fuera utilizado para un ataque suicida contra el cuartel alemán. Tras hablar por teléfono con un informante que dijo encontrarse ordenó a dos cazas F-15 estadounidenses que destruyeran los vehículos sin atender unas imágenes que mostraban la presencia de civiles. Fue una masacre.

El ministro de Defensa alemán se apresuró a informar de que sólo habían muerto talibanes, pero el jefe militar de la OTAN, el general norteamericano Stanley McChrystel, voló a Kunduz y afirmó: «Ha habido víctimas civiles». Y apuntó que el oficial germano había violado una directiva que prohíbe bombardear objetivos en base a datos de una única fuente.