Dree Hemingway, en un acto de Mango. / EFE
DREE HEMINGWAY MODELO

«De Ernest me gusta todo menos su lado oscuro»

«Mi tía Margaux fue la mujer más bella que he visto jamás», dice la bisnieta de Hemingway

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Alta, delgada y pálida, pero con ese aire común a los Hemingway de haberse criado en el campo, Dree, de casi 22 años, bisnieta del escritor y Premio Nobel e hija de Mariel Hemingway, ha pasado por Madrid, invitada por Mango, firma para la que ha realizado un vídeo, y cuenta que le encantaría llegar a conocer algunos rincones de esa ciudad guiada por el recuerdo de Ernest, como ella llama a su bisabuelo. Dree no tiene el menor reparo en hablar de su familia, incluida su tía Margaux, que se suicidó a los 41 años, pero hay algo que no está dispuesta a compartir con ellos: «su lado depresivo».

-Lo cierto es que tiene un nombre muy curioso.

-¿Dree? Mis padres se lo inventaron. Mi madre dice que lo oyó en un sueño. Y mi padre cuenta que ése fue el primer sonido que pronunció de niño. A mí me gusta mucho mi nombre, pero no sé si me creo del todo la historia...

-¿Dónde creció?

-En Idaho. Y Un poquito en California, que es donde ahora vive mi madre. Pero desde que me mudé a Nueva York, me siento completamente neoyorquina. Es mi ciudad.

-¿Lleva mucho tiempo en esto de la moda?

-A tiempo completo más o menos un año, pero empecé cuando era más jovencita. Luego paré para terminar mis estudios de Interpretación.

-¿Ha hecho ya alguna película?

-Hace un año y medio participé en un filme independiente y pequeño. Fue una buena experiencia.

-Y ha elegido como nombre artístico su apellido materno, Hemingway.

-Es un apellido increíble, ¿verdad? Además, alguien tiene que llevarlo, porque no hay varones en la familia.

-¿No le pesa un poco?

-La gente tiende a pensar que es una carga difícil de llevar, pero para mí sólo es un apellido. Por supuesto, brillante, y del que me siento orgullosa.

El bisabuelo Ernest

-¿Hay algo que define a los Hemingway?

-No sabría decirle... No conocí a Ernest, ni creo que yo me vaya a dedicar a escribir. Sólo la idea ya me intimida. No era mala en Lengua y Literatura en el colegio pero, bueno, eso no tiene importancia. Ernest suspendió en Lengua y luego fue un gran escritor. Alguna vez he escrito un diario, pero nada serio. Creo que para escribir novela hay que tener experiencia en la vida.

-Veo que a su bisabuelo le llama Ernest...

-Así es. Me sale natural. Le admiro mucho, creo que hizo el retrato de una época, pero también que su trabajo puede resultar muy depresivo y oscuro. Ese lado no me gusta tanto. Mi obra favorita es 'París era una fiesta'. Hace un año viví en París y fue genial haberlo leído antes.

-Así que prefiere la parte alegre.

-Exacto. Creo que si te centras en lo negativo acabas teniendo un estado de ánimo sombrío. Prefiero las novelas románticas y positivas, porque me gusta más pensar en el amor y en las cosas bonitas de la vida.

-Su madre, Mariel Hemingway, ha escrito un libro sobre comida sana, yoga... ¿Le sigue la pista?

-He hecho yoga, pero confieso que no lo practico con regularidad. Creo que es muy importante cuidarse y llevar una vida sana, pero también pienso que hay muchas formas de hacerlo. Mi madre es muy inteligente al defender el yoga y la comida sana. Pero yo no soy, digamos, tan sana como ella. A mí me gusta el azúcar, je, je. Por suerte, ahora soy joven y no engordo por mucho que coma, pero ya me pasará factura algún día.

-Van a hacer una película sobre Margaux, su tía. ¿Le gustaría interpretarla?

-Lo considero un papel duro y difícil, porque es muy dramático. Creo que se van a centrar bastante en la parte más atormentada, en su depresión y suicidio. Seguro que será muy interesante.

-¿Qué recuerdos tiene de Margaux?

-Yo tenía sólo ocho años cuando ella murió, pero la recuerdo como un encanto, muy cariñosa y divertida. Para mí ha sido la mujer más bella que he visto jamás.