Una mujer abraza a Obama en Corea del Sur. / REUTERS
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Obama se planta ante Irán y prepara nuevas sanciones

Cierra su gira asiática con un ultimátum a Teherán

PEKÍN Actualizado: Guardar
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El final de la gira asiática de Barack Obama, que concluyó ayer ante el último muro que queda de la guerra fría y divide aún a las dos Coreas, estuvo marcado por los nuevos desafíos a los que debe hacer frente Estados Unidos en el siglo XXI. Junto a la lucha contra el terrorismo islamista y los conflictos de Afganistán e Irak, las aspiraciones atómicas de Irán parecen estar colmando la paciencia del inquilino de la Casa Blanca, que volvió a lanzar una nueva advertencia al régimen teocrático de Teherán.

«En las próximas semanas desarrollaremos un paquete de posibles medidas que indicarán nuestra seriedad con Irán», reaccionó Obama ante la negativa de la República Islámica de enriquecer su uranio en el extranjero, como le ha ofrecido Rusia, para impedir así que se destine a fines militares y sólo tenga usos civiles.

«Han sido incapaces de decir sí y, como primera medida, hemos empezado ya las discusiones con nuestros socios internacionales sobre la importancia de que haya consecuencias», amenazó Obama, que estaría barajando nuevas sanciones contra Irán en caso de que no se llegue a un acuerdo antes de fin de año sobre el enriquecimiento de su uranio.

Las medidas de presión podrían empezar a discutirse hoy mismo en una reunión en Bruselas entre representantes de EE UU y sus socios británicos, franceses, alemanes, rusos y chinos. De todas maneras, las sanciones podrían tardar aún varios meses, ya que no está claro que Pekín vaya a aprobar un castigo contra Irán y habría que ver además la posición de Moscú.

Advertencia a Pyongyang

Como no podía ser de otra forma, Obama también aprovechó su entrevista en Seúl con el presidente surcoreano, Lee Myung-Bak, para analizar el desarme nuclear del régimen estalinista que dirige Kim Jong-Il en Corea del Norte. El presidente norteamericano volvió a tender la mano a Pyongyang para que acepte un completo programa de ayuda a cambio de renunciar a sus aspiraciones atómicas.

Pero la novedad de esta «gran oferta» es que el acuerdo debería ser «definitivo, inmediato, irreversible y en un solo paso» para evitar así que las negociaciones se eternicen en un rosario de etapas que, a cada nueva fase, son aprovechadas por Corea del Norte para introducir nuevas condiciones y lastrar así el proceso con más reivindicaciones. «Lo que quiero enfatizar es que el presidente Lee y yo hemos acordado romper el patrón que ha existido hasta ahora, en el que Corea del Norte se comporta de manera provocadora y después está dispuesta a negociar para obtener más concesiones», subrayó Obama.