«Salía todas las noches con ropa militar y machetes grandes»

Fue su pareja sentimental desde 1993 hasta 2004 y convivió con él durante el periodo en el que la Bahía vivió el azote de una sucesión de violaciones que se saldó con un falso culpable, Rafael Ricardi. Ayer testificó ante el juez López Marchen, que investiga esta oleada de agresiones sexuales que a día de hoy tienen dos claros sospechosos: Juan B. G. y Fernando P. G. El ADN los implica directamente en cuatro de los ataques, aunque el instructor está indagando en la participación de ambos en otras cinco violaciones denunciadas en el mismo periodo -entre 1995 y 2000-. El testimonio de esta mujer, al menos, describe a un hombre que «salía todas las noches» con su amigo con «ropa militar», cinta adhesiva e incluso «machetes grandes».

Se trata de la ex pareja de Juan B. G., que compareció en calidad de testigo para confirmar que ambos sospechosos se reunían en su casa para abandonarla casi a diario cuando oscurecía. Según su declaración, Juan B. G. solía llevar consigo una mochila donde guardaba las prendas, armas como pistolas, escopetas o machetes y otros elementos como guantes, gorros o cinta adhesiva. Nunca sospechó que su ex pareja salía para atacar a jóvenes y al principio de su declaración lo describió como una persona que tiene dos caras, pero que no está enfermo.

Esta mujer es una víctima más de este individuo, cuyo ADN se ha encontrado en varias de las mujeres. Su hija sufrió violaciones continuadas a manos de él desde que tenía tres años, según explicó ayer. Cuando Juan B. G. fue identificado como uno de los supuestos autores de los hechos que le achacaron a Ricardi, fue localizado en prisión, donde cumple condena por las agresiones que sufrió la hija de su pareja.

El testimonio de esta vecina de Estepona vino a ratificar parte de la descripción que hizo en su día la Policía de la forma de actuar de los imputados. Dos hombres que salían casi a diario de caza, en busca de jóvenes a las que abordaban en lugares poco transitados.