Terra, filial de Telefónica, pierde el 1,99 % de su cotización el 2 de noviembre de 2000, tras la compra de Lycos. / EFE
Economia

Diez años del fiasco de Terra

La filial para Internet de Telefónica, paradigma del auge y caída de la búrbuja 'puntocom' , llegó a ser valorada en 6.000 millones de euros

MADRID Actualizado: Guardar
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¿Quién no conoce a alguien que se quedara atrapado con acciones de Terra? Algunos, los menos, también saben de otros que se forraron con la filial para Internet de Telefónica, protagonista por excelencia en el mercado nacional del auge y caída de las denominadas empresas puntocom.

El fenómeno movió ingentes cantidades de dinero. Todo gracias a valoraciones desorbitadas de los bancos de inversión y de los analistas, a una euforia desmedida de los inversores y a los cantos de sirena que prometían pingües beneficios en base a eso que se llamó los intangibles y la nueva economía. Eran otros tiempos.

Ayer se cumplieron diez años de la salida a Bolsa de Terra Networks, uno de los mayores fenómenos bursátiles de la historia. La compañía, creada por el entonces presidente de Telefónica, Juan Villalonga, a base de compras desde la pequeña Interactiva, se presentó al mercado con un informe bajo el brazo del hoy infausto, pero antes indiscutible, Lehman Brothers que valoraba la compañía, nunca se supo en base a qué, en unos 6.000 millones de euros.

Casi nadie sabía muy bien lo que era Internet y menos cómo ganar dinero gracias a la Red. Una incógnita no resuelta del todo aún hoy. Incluso, la propia Terra adelantaba que perdería dinero, al menos hasta el ejercicio 2003.

Nada importó. La demanda de acciones desbordó por completo cualquier previsión. Los pequeños inversores, que pagaron 11,81 euros por acción, tuvieron que conformarse con un número reducido de títulos, conseguidos en un sorteo. El martes 17 de noviembre de 1999 llegó el gran día. Las acciones triplicaron su valor en una sola sesión para llevar a Terra a la primera posición del sector en toda Europa, con una capitalización similar a la de Argentaria y superior a la del Banco Pastor o Tabacalera.

La burbuja estaba desatada y crecía como una bola de nieve. Terra llegó a revalorizarse más de un 1.000% en tres meses y multiplicó su capitalización por catorce hasta pagarse a más de 140 euros. Esa borrachera alcista llevó a decenas de miles de particulares a comprar. Casi era algo obligado para no quedarse fuera del pelotazo.

Mientras tanto, Terra compraba la estadounidense Lycos por 12.500 millones de dólares y sellaba importantes alianzas como la compartida con BBV para lanzar el banco on-line Uno-e. Pero no logró concretar sus planes ni salir de unas pérdidas que no paraban de crecer. En 2000, y sin una razón concreta, las puntocom comenzaron a desinflarse en Estados Unidos. Terra se vio atrapada en una caída en barrena y en marzo de 2001 ya valía menos que cuando salió a Bolsa.

Telefónica decidió en mayo de 2003 sacarla del mercado e integrarla en la matriz. Un agónico proceso que se prolongó hasta julio de 2005. Los muchos que mantuvieron sus terras se tuvieron que conformar con recibir 5,25 euros por acción. Acababa el sueño.

Ignacio Cantos, director de renta variable de Atlas Capital, explica que «hemos aprendido, pero poco», al recordar casos como el de la inmobiliaria Astroc, que también se disparó para luego caer. «No fue tanto la compañía como el momento», añade. Iván Sanfélix, analista de Renta4, apunta que «siempre habrá burbujas porque siempre habrá euforia o pesimismo en la Bolsa».