Jerez

Extremos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

D e la amalgama y amplia variedad de conflictos laborales de los que disponemos en Jerez en los últimos meses, me ha llamado especialmente la atención el que protagoniza la plantilla, en su mayoría femenina, de Sergesa Hogar, la empresa que se dedica a la ayuda a domicilio de personas dependientes. En este caso, parece ser que el Ayuntamiento paga religiosamente este servicio de asistencia porque así le llega también el dinero que la Junta destina para ello.

Por tanto, los problemas del pago de las nóminas son responsabilidad exclusiva de la dirección de Sergesa. Pero más allá del retraso en el abono de los salarios -que de por sí ya toca la moral bastante- los más de 300 empleados y trabajadoras piden un convenio propio para no tener que regirse por el del sector de la limpieza. Como bien decía días atrás una de ellas, no es lo mismo limpiar una escalera, que lavar a un anciano impedido y, por tanto, no debe estar considerado de la misma forma desde el punto de vista de las condiciones laborales.

Pero fíjense que, pese al trabajo que tienen -una actividad tan delicada y sufrida como es el cuidado de personas dependientes- en ese nuevo convenio colectivo lo único que solicitan es tener turnos de mañana o tarde, contratos de treinta horas semanales y un sueldo de unos 950 euros. Es absolutamente desalentador, indignante y vergonzoso que por trabajos como éste se paguen nóminas de subsistencia que ni siquiera llegan a los mil euros. Y uno se cabrea más cuando escucha que a Belén Esteban, una señora cuyo máximo logro ha sido acostarse con Jesulín de Ubrique, le están endiñando 4.000 euros por programa en Telecinco. Por programa, sí.

Es decir, que haciendo un calculo a vuela pluma esta señora se puede estar llevando a casa todos los meses la nada irrisoria cifra de 80.000 euros. Con dos cojones. Es evidente que algo está fallando aquí, y no me refiero al negocio mediático y televisivo, que también, hablo de la sociedad española. Hablo de las referencias, de los valores, del criterio, de que da vergüenza vivir en un país donde una barriobajera con malos modos y evidentes síntomas de no cuidar su salud convenientemente -ya me entienden- sea casi como una reserva espiritual para la gente.

Y mientras ella se lleva 80.000 del ala a casa todos los meses, un grupo de trabajadoras anónimas pelea en la calle por que, al menos, les paguen 950 euros por cuidar y atender a personas dependientes. Y ejemplos así los hay a puñados. Desafortunadamente, hay casos peores en este Jerez del siglo XXI, en el que muchas familias no tendrán hoy para comer y tendrán que recurrir a la caridad, a la familia o a un vecino para llevarse algo a la boca.

Es así de crudo. Esto no es demagogia barata. Es la realidad de lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Mucho más cerca de lo que pensamos. Urge salir del boquete cuanto antes, pero no me refiero sólo el boquete económico, también al social, al de la mentalidad, al de los valores. Alguien tiene que liberarnos de que vengan más belenes esteban a colarse en nuestras vidas y llevárselo calentito.

Apuesta televisiva

A todo esto, y hablando de televisión, mañana domingo comienza la nueva aventura catódica de Radio Jerez, que ha convertido Localia en Una Televisión. Espero ansioso poder ver la propuesta que nos hacen José García Ganaza y los suyos, una nueva oferta dentro de la televisión local, que parecía estar últimamente de capa caída en Jerez.

El nacimiento y resurgimiento de un medio de comunicación es siempre, no cabe duda, una muy buena noticia. Entre otras cosas porque nos ofrece más pluralidad informativa y, por lo tanto, más libertad; y, por otro, por la creación de puestos de trabajo que conlleva. Por tanto, larga vida a Una Televisión y mucha suerte, compañeros, en la nueva etapa. Os estaremos viendo, os estaremos vigilando.