Editorial

Trámite desperdiciado

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L a tramitación parlamentaria de las enmiendas parciales a los Presupuestos Generales no ha modificado en lo sustancial el proyecto presentado por el Gobierno más que en dos aspectos: la devolución de 400 euros a los contribuyentes con ingresos inferiores a 8.000 y la equiparación tributaria de los profesionales extranjeros residentes en España que perciban más de 600.000 euros al año. Independientemente de la justeza de ambas medidas, parece claro que una vez más la lógica que preside la aprobación de las Cuentas públicas es la de la alianza políticamente más conveniente para el Ejecutivo de turno. Ni siquiera el drástico retraimiento que la recesión provoca en los ingresos del Estado, ni los dilemas que suscita tanto a la hora de establecer medidas fiscales dirigidas a la recuperación de la economía como en cuanto al refuerzo de las políticas sociales, han encontrado en el debate presupuestario un clima propicio a la coincidencia entre Gobierno y oposición. El Ejecutivo de Rodríguez Zapatero no ha querido atender a las indicaciones sobre la necesidad de adecuar las previsiones presupuestarias a la constante aparición de datos que apuntan a una tardía y, en el mejor de los casos, lenta reactivación de la economía española, procurando especialmente el máximo consenso en torno a la delimitación del déficit público. Por su parte, la oposición popular no se ha mostrado proclive a aproximarse al Gobierno para concertar unas mínimas bases comunes que favorecieran la confianza social que el país necesita para animar el consumo y la actividad. La discusión partidaria de cada enmienda tampoco ha permitido mejorar puntualmente las Cuentas en capítulos que, como en el caso de la investigación básica y la innovación, deberían recoger los estímulos precisos para que instituciones, empresas y profesionales contribuyan a un cambio en el patrón de crecimiento. Es posible que el eventual restablecimiento del diálogo social, apuntado ayer por Gerardo Díaz Ferrán, y la aparición en los próximos meses de indicios más firmes sobre el fin de la recesión, palien las carencias de unos Presupuestos que con toda seguridad serán aprobados por las Cortes gracias al apoyo que PNV y CC prestan al Ejecutivo socialista. Pero no dejará de ser una oportunidad perdida para que la dialéctica implacable que mantienen PSOE y PP hubiese ofrecido una tregua constructiva en torno a unas Cuentas que afectan al conjunto de las administraciones.