Jerez

Una salida para nada ordinaria

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L a hermandad del Viernes Santo puso desde el primer momento toda la carne en el asador para que las palabras del prelado de la ciudad, en las que exhortaba a no convertir en ordinario lo extraordinario, no pudieran verse reflejadas en la salida que la hermandad tenía planteada para conmemorar los cincuenta años de la creación del grupo escultórico del misterio de la cofradía. Y desde un principio lo consiguieron.

La Junta de Gobierno que preside Álvaro de la Calle ha dispuesto unos actos sencillos pero participativos, que han tenido como colofón la procesión que ayer tarde llenó de sonidos y aromas el centro de Jerez. Desde la exposición fotográfica, pasando por numerosas conferencias así como terminando en el traslado a la Catedral y posterior triduo en el primer templo jerezano, la presencia de los hermanos en los actos ha sido la nota predominante, más si tenemos en cuenta la escasa cultura cofrade que nuestra ciudad demuestra para todo aquello que no sea la salida extraordinaria de la cofradía.

Pues los actos tuvieron el final que merecieron, puesto que desde las once de la mañana la hermandad vivió con intensidad una de las jornadas más importantes de los últimos cincuenta años de la cofradía. El Pontifical, que estuvo presidido por el prelado de la ciudad, José Mazuelos, sirvió para demostrar de nuevo la buena sintonía existente entre el obispo y sus hermandades, y para llenar una vez más la nave principal del primer templo jerezano.

Ya por la tarde, la comitiva salió por la puerta principal de la Santa Iglesia Catedral a las seis y media de la tarde, y se dispuso a recorrer el recorrido antiguo de la cofradía, en un claro guiño a la propia historia de la corporación. Ver de nuevo el paso de misterio subiendo Manuel María González con el Alcázar de fondo fue una bella estampa que se completó cuando la cofradía llegó a la plaza del Arenal, y la abordó por su lado derecho, el tradicional que la cofradía cogía antiguamente.

Desde ahí, hasta la Porvera, cogiendo por Tornería con el paso más monumental de cuantos procesionan en Semana Santa en Andalucía, perfectamente mandado por Jesús Lineros y Martín Gómez, capataz de la Soledad e invitado por la propia hermandad.

Un lujo de procesión que supo entender incluso los horarios establecidos, y cumplió rigurosamente una vez más la promesa de estar a las once de la noche en el templo de la Victoria. Las cosas de las cofradías serias... No podía ser de otra manera, puesto que hablamos de la cofradía de la Soledad.