CÁDIZ

Por fin los gaditanos pueden ver la televisión con nitidez

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U na nerviosa Conchita Bautista estaba a punto de salir al escenario. Lo hacía con la presión que le suponía el debut de España en el Festival de Eurovisión. Había ensayado mil o dos mil veces el tema. Estando contigo, se llamaba. Pero, eso ocurría en Cannes. A miles de kilómetros, en Cádiz, los gaditanos se quedaban sin verla. Aunque la señal de TVE comenzó su retransmisión diaria a todo el país en 1956, fallos técnicos impidieron que los monitores andaluces captaran la señal. Pero, quedaban semanas para que la avería fuera historia. A primeros de noviembre, la puesta en servicio de la estación repetidora de Guadalcanal en Sevilla obró el milagro: los gaditanos ya podían ver Rin Tin Tín, una exitosa serie que contó durante años a padres e hijos las aventuras de un inteligente pastor alemán, una mascota del regimiento 101 de la caballería de Estados Unidos, y fiel compañero del cabo Rusty, el niño que fue rescatado cómo único superviviente del ataque indio a un ferrocarril, que transportaba a los pioneros del Oeste americano.

Pero, al margen de estas efemérides televisivas, la ciudad vivía justo un mes antes un acontecimiento cinematográfico: el rodaje en el barrio Santa María de La viudita naviera, una película basada en una obra de José María Pemán, dirigida por Luis Marquina e interpretada por Paquita Rico, Arturo Fernández, Mari Santpere y Lina Canalejas.

Plató del XIX

Para la ocasión, el centro de Cádiz se ambientó con decorados que trasladaban a todos a finales del siglo XIX, de 1895, concretamente. Las secuencias estaban localizadas en diversos puntos de la ciudad como la Casa de las Cadenas, en Cristobal Colón, la calle Sopranis, la Iglesia de Santa Domingo o la Torre Tavira. Para las escenas de interior también fueron utilizadas otras instalaciones. Así por ejemplo, el Club Naútico se convirtió en una taberna cubana. Además, en la calle Doctor Gómez Plana se montó una tienda de vinos, Los camarotes, donde rodaron uno de los momentos más cómicos.

La historia se desarrollaba durante el Carnaval de Cádiz. La guapa Candelaria se casa con Pimentel, un capitán de barco mercante ya entrado en años. A Pimentel le ordenan zarpar inmediatamente para Cuba y muere allí. Candelaria se convierte en la viudita naviera y pasa a ser propietaria del negocio de barcos que pertenecía a su difunto esposo.

Tanto atrajo esta historia en Cádiz, y sobre todo, sus protagonistas, que cientos de ciudadanos se acercaron a algunos de los lugares de rodaje para ver a los artistas. Incluso, la Policía tuvo que intervenir en más de una ocasión para poner calma. Y además, muchos gaditanos y responsables políticos le pidieron al director una oportunidad. Aunque fuera como extra.