Karzai comparece acompañado de sus vicepresidentes Qasim Fahim y Karim Jalili. / EFE
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Karzai combatirá la corrupción para recuperar la confianza de Occidente

El mandatario aspira a alcanzar la paz mediante un pacto con los talibanes

ENVIADO ESPECIAL. KABUL Actualizado: Guardar
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Mano tendida a los talibanes y lucha contra la corrupción son los dos objetivos prioritarios de Hamid Karzai, que comenzó su nuevo mandato con energía, tono cordial y la compañía de los que serán sus vicepresidentes, Qasim Fahim y Karim Jalili, dos de los grandes señores de la guerra reconvertidos en pilares de la democracia afgana.

«Vamos a tratar de llevar la paz a todo el país lo antes posible. Instamos a nuestros hermanos talibanes a que vuelvan a Afganistán y para ello pedimos la ayuda y la cooperación de la comunidad internacional», declaró el presidente reelecto insistiendo en la necesidad de recuperar a los insurgentes para lograr la ansiada unidad nacional que devuelva la estabilidad al país asiático.

Una llamada a la unidad que los rebeldes desestimaron a través de un comunicado en el que llamaron a Karzai «marioneta de los poderes occidentales». El particular balance electoral por parte de la insurgencia, la más fortalecida después de las elecciones, define al proceso de «espectáculo fraudulento» organizado por extranjeros y asegura que «la cancelación de la segunda ronda ha probado que todas las decisiones son tomadas en Washington y Londres».

Votos manipulados

Una opinión compartida por la mayor parte de los ciudadanos de a pie, acostumbrados a mirar al exterior para buscar la causa y, al mismo tiempo, la solución a sus problemas. La manipulación de votos en la primera vuelta y las acusaciones de corrupción contra sus ministros, familiares y demás cargos de confianza han afectado seriamente a la figura de un presidente que reconoció que «Afganistán ha sido ensuciado por la corrupción. El Gobierno ha sido ensuciado por la corrupción. Emplearemos todos medios necesarios para erradicar esta mancha».

Una declaración de intenciones que no es suficiente para una comunidad internacional que tiene prisa por percibir los primeros cambios prácticos sobre el terreno. La misma prisa que tiene por conocer cuál será el nuevo plan de Barack Obama para la misión norteamericana en Afganistán, una decisión que marcará el futuro del país y de la que depende el refuerzo del contingente militar que piden los mandos de Isaf.

Recuerdo a Abdalá

«Esperábamos, y hubiera sido mejor para nuestro país, para el proceso democrático y para nosotros», señaló Karzai a la hora de referirse a la suspensión de la segunda por parte de la Comisión Electoral Independiente tras la decisión de Abdalá Abdalá de retirarse. La falta de garantías para evitar un nuevo fraude obligó al ex ministro de Exteriores a abandonar la carrera presidencial y no está claro qué papel desempeñará a partir de ahora. En las próximas horas está previsto que haga un balance de la actual situación y los medios locales siguen dudando entre un posible pacto con Karzai o la posibilidad de que juegue el papel de oposición al Gobierno, un papel hasta ahora inexistente en la joven democracia afgana.

El proceso electoral ha deparado sorpresas hasta el último momento, pero tras muchas dudas sobre la necesidad de una segunda vuelta o no para otorgar cierta legitimidad al elegido, ahora la comunidad internacional cierra filas en torno a Karzai. Los mensajes de felicitación han sido rápidos. Urge poner en marcha de nuevo este país después de más de dos meses en una especie de limbo que la insurgencia ha aprovechado para intensificar su ofensiva.