Un jovencísimo López Vázquez en 'El Pisito' (1958).
capilla ardiente

Humor y amargura se citan en las tablas del Teatro María Guerrero para despedir a José Luis López Vázquez

Representantes de la cultura, familiares y público rinden homenaje al actor en el mismo lugar donde debutó

MADRID Actualizado: Guardar
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Personalidades de la cultura, familiares y el público al que durante décadas hizo reír y llorar han estado presentes en el Teatro María Guerrero de Madrid para despedir al actor madrileño José Luis López Vázquez, fallecido ayer a los 87 años tras una larga enfermedad.

"Qué disparate" ha sido el guiño que su familia mandó imprimir en una de las diez coronas de flores que acompañaban al féretro en este último adiós a López Vázquez, que ha tenido lugar sobre el escenario en el que debutó en 1940 con El anticuario y que hoy estaba presidido por una foto con su característica sonrisa. "Era un código entre nosotros" ha explicado, emocionado, su hijo José Luis y así, el humor ha vuelto a unirse con la amargura en la capilla ardiente de López Vázquez, casi 60 años y más de 200 películas transcurridas desde aquel bautismo artístico.

Despedida de sus compañeros

"Era alguien muy generoso, riguroso y disciplinado con su trabajo. Un gran actor y un gran creador" que "creó escuela" en el "gran cine clásico español", ha asegurado en su último adiós la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde. Junto a ella han recibido el féretro minutos antes de las 15.00 horas -cuando se abría la capilla ardiente- el director del Centro Dramático Nacional, Gerardo Vera, y el hijo del fallecido. Por ella han pasado pasando, conforme avanzaba la tarde, compañeros de trabajo y diferentes personalidades que han querido despedir al actor que encarnó con entrañable patetismo al español medio de los años cincuenta y sesenta.

"Se ha ido un hombre muy especial, un gran amigo que me enseñó mucho. El más grande del cine español", aseguraba entre lágrimas Carmen Sevilla, que dedicará el próximo programa de 'Cine de Barrio' a la figura de López Vázquez. "Nos quedamos huérfanos de una manera muy buena de trabajar y vivir", reconocía José Sacristán, que compartió rodaje con López Vázquez en Todos a la cárcel, de Luis García Berlanga.

"Era un actor que te hacía crecer cuando compartías escena con él. Se metía en la piel de cualquier personaje. Hizo de mujer mucho mejor que Dustin Hoffman, pero estábamos en España", describía el actor Jesús Guzmán, en referencia a la película de Jaime de Armiñán Mi querida señorita. Concha Velasco, también actriz fetiche de Luis García Berlanga, ha recordado cómo "Charles Chaplin dijo de él que estaba entre los tres actores más grandes del mundo", tras compartir con su hija Geraldine el protagonismo de Peppermint Frappé, de Carlos Saura.

Andrés Pajares, con quien participó en títulos menos prestigiosos pero de amplia popularidad, también se ha sumado a las palabras de elogio: "Era genial, único y camaleónico". "Me queda en el oído su voz y estoy muy triste", confesaba Rosa Valenty, quien también explicaba que López Vázquez "el último año estaba completamente ciego y eso era lo que llevaba peor". "Era un trozo de la historia del cine en España", ha señalado el director general del ICAA, Ignasi Guardans, "y como suele ocurrir, se la ha ido valorando de forma progresiva. Hoy se ve que es uno de los gigantes". Guardans ha anunciado que está tramitando un homenaje oficial: "Vamos a hablar para ver qué se puede hacer", "queremos que el cine y la sociedad, pero sobre todo la gente joven, sepan dar a López Vázquez su verdadero valor".

Un mismo lugar para el debut y la despedida

El actor comenzó como figurinista en el María Guerrero, que hoy le ha despedido. Tras esos inicios acabó como uno de los más grandes actores del cine y teatro español, una escena a la que se dedicó durante más de sesenta años de forma versátil. Entre su primera aparición en El anticuario, y su última actuación en la película de Antonio Mercero ¿Y tú quién eres? (2007) transcurrieron 67 años de carrera ininterrumpida. Doscientas películas convierten a López Vázquez en uno de los actores más prolíficos del siglo XX. Trabajó a las órdenes de directores como Luis García Berlanga, Jaime de Armiñán, Pedro Olea, Carlos Saura, Marco Ferreri, Manuel Gutiérrez Aragón, Mario Camus e incluso George Cukor, para quien hizo Viajes con mi tía (1972).

Mi querida señorita, El pisito, Pippermint Frappé y, en televisión, La cabina forman parte de su legado artístico, "un regalo imborrable que perdurará en la retina de los españoles. Hay papeles que no se conciben en nuestra memoria colectiva sin el rostro y la voz de este maravilloso actor", ha destacado la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde. "Era un actor de los que se formaron haciendo de todo, de esos que hizo de lo peor y lo mejor del cine español, y miembro de una generación de esas que ya no existen", ha dicho del él Gutiérrez Aragón.

Desde ayer, el mundo del cine y la cultura llora la pérdida de uno de los actores más grandes del cine, "una de las patas de la mesa del gran cine español junto con Fernando Fernán Gómez y Pepe Isbert", según el presidente de la Academia, Álex de la Iglesia.

Una vida dedicada a la interpretación

Hijo de un funcionario de Justicia y de una modista, José Luis nació en Madrid el 11 de marzo de 1922. Enrique Suárez de Deza y Luis Escobar le dieron en 1940 la oportunidad de debutar como actor con El anticuario y ya no se bajó de los escenarios, aunque aún hubieron de pasar seis años hasta que tuvo su oportunidad en el cine con María Fernanda la Jerezana, de Enrique Herreros.

En las décadas siguientes, sobre todo en los sesenta, se reveló como actor de comedias y se lució en películas como El Cochecito (1960), "Plácido" (1961) Atraco a las tres (1962) y El verdugo (1963), al tiempo que triunfaba en televisión con la serie Tercero izquierda, y sumó 'taquillazos' junto a Gracita Morales con Trío de damas (1960), La familia y uno más (1965) o Sor Citroen (1967). Sor Citroen comparte año con el estreno de Peppermint Frappé, donde López Vázquez comienza a revelar su fuerza dramática. Crítica y público descubren su versatilidad y capacidad para el drama, con tanto éxito que logra el premio al mejor actor del Círculo de Escritores Cinematográficos.

En los setenta interpreta El bosque del lobo (1971), que le vale el premio de la crítica a mejor actor en el Festival de Cine de Chicago, o Mi querida señorita (1972), candidata al Oscar de la Academia de Hollywood a la mejor película extranjera. Ya en los 80 disminuye su presencia en el cine pero hace trabajos tan exitosos como la trilogía de García Berlanga de La Escopeta Nacional, La corte del faraón (1985) o El Maestro de Esgrima (1992). Los últimos son El Oro de Moscú (2002), Luna de Avellaneda (2004), Cuba-Libre (2006) y su despedida, ¿Y tú quién eres? (2007). Su último trabajo en el teatro, tras éxitos como Equus (1975) o La muerte de un viajante (1985), fue Tres hombres y un destino (2004), que protagonizó junto a Manuel Alexandre y Agustín González.

No le faltó el reconocimiento ni los premios. Recibió la Medalla de Oro de Bellas Artes, el Premio Nacional de Teatro, el Goya de Honor y la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo además de innumerables galardones de sus compañeros, de la crítica, del público y las instituciones. El último de los premios fue el de Cultura de la Comunidad de Madrid, que no pudo recoger el pasado mes de octubre.